La marraqueta reina en el mundo de los panes

El pedido se repite “me da 20 panes, 15 marraquetas y el resto entre sarnitas y kaucas” “a mí 10 y 10”; el diez y diez debe entenderse por 10 marraquetas y el resto lo que elija la vendedora.

En la conversación con los compradores confirmamos que la tradicional marraqueta es la más requerida por ser crujiente y consistente. “La marraqueta es muy famosa, este pancito incluso viaja al exterior”, afirma doña Marcela Cruz una de las vendedoras del mercado Rodríguez.

El producto paceño por excelencia trascendió estas fronteras y en otros departamentos han recibido buena acogida. “Yo puedo comer todo el año la marraqueta, pero los otros panes los como unos días y luego me cansa”, dice don Eufronio, un hombre que ha superado los 60 años y que va bolsa en mano para comprar el pan de cada día.

A las 6:30 de la mañana, las caseritas de las tiendas y mercados son una de las primeras en disfrutar del delicioso aroma que despide el acostumbrado pan casero, recién salido del horno. Ellas nos ofrecen una variedad en cuanto a panes se refiere, entre los más cotizados están la típica marraqueta sin manteca, las sarnitas, las kaukas y los chamillos o pan negro.

El pan sarnita que se caracteriza por las salpicaduras de queso en su cara principal, es el segundo en la lista de preferencias por ser dulce y suave; la kauka, que es la unión de dos pequeños panecillos blancos ocupa el tercer lugar y finalmente el cuarto lugar lo ocupa el chamillo o pan negro que, según de los consumidores, es más saludable porque lleva harina integral.

Pero existe aún más variedad, es el caso de la allulla, coliza, carioca, pan francés, bizcocho, rulito, khaspita, cuernitos. Las vendedoras informaron que este último tiende a desaparecer, “tal vez porque las amas de casa no quieren llevar cuernitos a su casa”, expresó una de ellas, pero lo cierto es que este pan no es muy deseable por su masa delgada y escaso contenido.

El reportero de El Diario en su recorrido corroboró que las familias paceñas entre cuatro y cinco miembros consumen entre 12 a 15 panes al día y el que más se deleita con este alimento es el padre de familia. “Mi esposo es el que más consume, él se sirve entre 4 y 5 panes al día”, contó una ama de casa.

Por otro lado, las comerciantes expresaron su enfado porque la gente ya no acostumbra llevar una bolsa, como se hacía hace dos décadas atrás para la compra de este producto, “hasta un pan quieren con bolsa, si no les damos nos riñen o ya no nos compran”, expresó la vendedora, argumentando además que estos plásticos son un presupuesto extra en su negocio.

Los compradores por su parte manifestaron que es más cómodo recibir una bolsa, otros afirman que no pueden andar con su bolsa a todo lado e incluso hubo alguno que expresó: “Tiene que darme bolsita. ¡No voy a llevar en mis manos!”

El trayecto terminó cuando se observó que de doce puestos de venta, cinco vendedoras manipularon el pan con las manos, con las mismas que proceden a cobrar la paga; esto sin utilizar ningún utensilio de limpieza.