Entre las cosas anecdóticas y contradictorias del actual gobierno de los cocaleros, el pasado fin de semana, el oficialismo en pleno nos ha brindado un espectáculo con el mejor estilo de la “farándula” Hollywoodense, con motivo del matrimonio del Vicepresidente del Estado Plurinacional, con una joven dama que trabaja en un canal televisivo.
En los países ricos de la vieja Europa, denominados del primer mundo, los ciudadanos por voluntad propia y fruto de su historia se permiten tener reyes, reinas, príncipes, princesas, etc., como hace dos o tres siglos pasados, que tienen una vida en alguna medida parasitaria, aunque algunos desempeñan labores de relaciones diplomáticas, y periódicamente ofrecen a sus pueblos espectáculos ostentosos dignos de la realeza, cuando contraen nupcias, como los últimos de los príncipes de España e Inglaterra, donde el pueblo participa espectando los actos, seguramente recordando los tiempos de las monarquías absolutas, donde los reyes eran cuasi divinidades.
En nuestro país, el catorce más pobre del mundo y el penúltimo en pobreza en Latinoamérica, en el gobierno de los cocaleros y movimientos sociales, que repudia al capitalismo, la cultura de occidente y todo lo que tenga que ver con el pasado de factura liberal, parecería que la boda de un político en el gobierno y segundo en la escala de la jerarquía de mando, no podía ser menos que las bodas de los príncipes europeos, donde el boato, la ostentación y el derroche son la nota.
Ya con anterioridad, la figura de uno de los hombres duros del régimen, no sólo por sus declaraciones cotidianas, amenazantes, descalificadoras y hasta insultativas -como la efectuada contra el jefe de Unidad Nacional, cuando sentenció que éste tenía el cerebro del tamaño de una espermatozoide- pasó de la escena política a la del subdesarrollado “jet set” criollo, en especial en la ciudad de Santa Cruz, donde en un programa televisivo se entrevistó a gente de una empresa organizadora de espectáculos y otra de belleza, que habían sido contratadas para asistir a la novia del político oficialista.
En esa entrevista los expertos de belleza afirmaron que un equipo de dieciocho personas iría a La Paz para preparar a la novia, lo que nos da -si hubiera sido así- una idea de los costos de la boda; se habló del costo del traje de la novia, peinado, etc., es decir con el mejor estilo de la “farándula o movida”.
El espectáculo comenzó con un acto inédito de “boda andina” en Tiwanaku, sobre las ruinas de lo que fue el esplendoroso imperio desaparecido, donde al son de pututus y rituales - supuestamente ancestrales- celebrados por sacerdotes (?) aymaras a la vista de los pobladores indígenas de esa región, se invitó a cuatro mil personas un plato popular y seguramente alguna bebida.
La segunda parte del espectáculo fue un día después, en una Iglesia Cristiano Católica, símbolo de la presencia colonial española en “Chuquiagu Marka”, ceremonia en la cual los personeros de gobierno olvidaron sus duras críticas a la iglesia, por efectuar llamados a la racionalidad y la tolerancia a los gobernantes de turno. Y algunos de ellos con cara de recogimiento comulgaron, recibiendo las hostias consagradas esta vez por el sacerdote católico y no indígena, lo que nos llevó a recordar a los dirigentes comunistas de la ex Unión Soviética que, apenas caído ese régimen, se volcaron a las iglesias cristiano ortodoxas, no sabemos si para evitar la condena ciudadana por su pasado político o por el arrepentimiento sincero de su ex confesión.
El acto de la boda es la exteriorización del matrimonio legal, es decir como instituto jurídico, y suele ser un acto donde los novios comparten con sus familiares y amigos cercanos, su costo depende de la capacidad económica de los contrayentes, y excepcionalmente se convierte en un acto público, cuando se trata de la boda de príncipes reales, gente del espectáculo artístico mundial o personajes como Jacky Kennedy y Aristóteles Onassis; entonces los medios de comunicación cubren esos espectáculos donde se hace gala de opulencia.
La boda del segundo hombre de la política oficialista en estos tiempos del “cambio” en Tiwanaku, pasará a la historia, porque ambos contrayentes son kharas y no indígenas, además el discurso del novio político apunta precisamente contra los odiados kharas.
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