El Día Histórico - 17 de septiembre de 1898
El 12 de septiembre de 1898, Sir Martín Conway, acompañado por Ezequiel Guillén, Antonio Maquignas, Luis Pellissier y algunos comunarios del lugar, salió de la estancia de Caimbaya y emprendió la ascensión al Illimani. Los expedicionarios subieron durante dos horas y media hasta el último punto accesible para las mulas, y desde aquí prosiguieron la ascensión a pie, conduciendo en las espaldas el equipaje, herramientas, instrumentos, víveres, etc.
En la tarde llegaron a una planicie estrecha a 14.000 pies de altura y allí plantaron su primer campamento. El 13 y 14 continuaron la ascensión y sólo pudieron llegar a una altura de 16.000 pies. El 15 treparon un farellón de rocas. Los porteadores originarios, asustados al verse en esas alturas, donde veían sólo cóndores, se resistieron a seguir a los expedicionarios, a quienes abandonaron en medio camino. Conway y sus tres compañeros se vieron entonces ante la necesidad de cargar ellos sus toldos y demás objetos, durante el resto de la jornada, e izarlos por medio de cordeles.
Una vez sobre las rocas, se encontraron en el filo de las nieves de un gran ventisquero. Allí plantaron sus toldos sobre la nieve a una altura de 18.900 pies. El termómetro marcaba 21° F.
EN LA CIMA DEL GRAN VENTISQUERO
El día 17 los expedicionarios emprendieron la marcha a las 2 de la mañana y a poco llegaron a la parte superior de un gran ventisquero, habiendo lamentado en el trayecto la caída de Guillén a una de las grietas, de donde fue sacado mediante un cordel. En 2 horas de marcha al fulgor de la luna, lograron dominar la cabecera del ventisquero, desde donde divisaron hacia abajo en la dirección a Yungas, un horrible precipicio y hacia la izquierda un cerro que se interponía entre los expedicionarios y la cumbre más alta del Illimani.
A este cerro Conway le puso el nombre de Pico del Indio. Pero la tentativa no tuvo éxito: el Pico del Indio se hallaba cortado verticalmente por sus dos costados. Ello hizo necesario trepar por encima del Pico del Indio y esta marcha constituyó la parte más difícil de toda la ascensión. Al empezar el ascenso, se le congeló el pie a Guillén, quien ante este contratiempo tuvo que retroceder, quedando sólo Conway con Maquignas y Pellissier.
Después de dos horas de penosa travesía, los tres excursionistas pudieron alcanzar el tilo sudoeste del Pico del Indio, desde donde contemplaron los tres más elevados picos del Illimani. En ese momento el sol estaba lleno de esplendor. Al apoyar Conway su mano sobre una roca tocó algo suave, era un pedazo antiquísimo de lazo o soga de lana. Esto me probaba -dijo Conway- la verdad de lo que había escuchado en Caimbaya, sobre que hace muchos años un indio subió hasta ese punto inferior, pero que nunca más volvió a bajar.
La altura de este punto aproximadamente está a 20.700 pies. Ninguna dificultad a no ser la distancia y el aire enrarecido, representaba la elección de aquel al cual debían dirigirse: y después de madura deliberación y contemplación dieron la preferencia al pico occidental. Bajaron 500 pies en el plano elevado y lo atravesaron con mucho trabajo, aunque la nieve se les presentaba sólida y no era de temer un hundimiento. Después de tres horas llegaron a la depresión que se divisa desde La Paz entre el lado derecho y los picos del centro. La altura de esta depresión era de 21.750 pies.
A 22.220 PIES DE ALTURA
La relación del mismo Conway, traducida del inglés, dice: “de allí a la cima subimos en una hora por un filo bastante espacioso formado por una capa de nieve; pero la altura agotó de tal suerte nuestras fuerzas, que sólo muy despacio podíamos avanzar y el ascenso tuvo que hacerse con ímproba brega. A las 11.30 de la mañana nos detuvimos en el punto más culminante. Su altura es próximamente de 22.220 pies; puede que ésta sea un poco menos o un poco mayor acaso.
Plantamos nuestra pequeña bandera en un asta de caña, pues no había roca para asegurarla; hubo que afirmarla sobre la nieve y sin duda cayó pocas horas después. La vista estaba tapada por las nubes. Divisamos apenas uno de los extremos de La Paz, así como parte del lago Titicaca, las mismas nubes y los precipicios de nieve que teníamos inmediatos nos ofrecían los detalles de un escenario de gran magnificencia”.
EL DESCENSO
Poco después de medio día, los expedicionarios dieron comienzo al descenso. El nuevo ascenso al Pico del Indio -dice Conway- fue la más ardua empresa que haya hecho en mi vida. Hubo un momento en que creí que ya no volvería a alcanzarlo. Una vez en el Pico del Indio, los explotadores tomaron un camino más corto de descenso al gran ventisquero, siguiendo un muy abrupto y extenso farellón de nieve en el cual hallábase adherida una nieve compacta y solidificada que facilitó al descenso. A las 5 y media de la tarde, Conway y sus dos compañeros halláronse de nuevo en el campamento. Al día siguiente llegaron a Caimbaya con todo el equipaje, y allí encontraron a Guillén con el pie ya en movimiento. Dos días después se encontraron de nuevo en La Paz.
La primera expedición al famoso nevado había sido cumplida.
EL DIARIO, 9 de septiembre de 2000.
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