Algo sobre la vida del Mariscal de Ayacucho

Antonio José de Sucre y Alcalá, Gran Mariscal de Ayacucho, nació en Cumaná el 3 de febrero de 1795, fue su padre Vicente de Sucre y Urbaneja, militar, quien alcanzó el grado de Comandante del regimiento de “Húsares Nobles de Fernando VII”, fue Regidor y Alcalde de Cumaná. Siendo subteniente de infantería contrajo matrimonio con doña María Manuela de Alcalá Sánchez, con quien tuvo nueve hijos, siendo el cuarto Antonio José.

Antonio José a sus 15 años de edad, cuando se dio el grito de Independencia en Caracas en 1810, se alistó en las filas patriotas, sirviendo como oficial subalterno, a las órdenes de los próceres Francisco de Miranda y Santiago Mariño, en las campañas del Oriente y del Centro.

A sus 24 años, el vicepresidente de la Nueva Granada, Francisco Antonio de Zea, le concedió el grado de General, sin la autorización del Presidente, Gral. Simón Bolívar, quien se disgustó por este ascenso, debido a que el Vicepresidente no tenía facultad para efectuar esta clase de nombramientos.

“Y sucedió -comenta el Gral. O’Leary en sus memorias- que bajando el Orinoco después de la batalla de Boyacá, Bolívar tropezó con una flechera que remontaba el río; al ponerse al habla las dos embarcaciones, preguntó Bolívar:

- ¿Quién va en esa flechera?

- ¡El General Sucre! - le contestaron.

- ¡No hay tal General! - contestó enojado, y ordenó que atracaran a tierra ambas flecheras.

Entonces Sucre le explicó que, aunque había sido nombrado General, porque tal vez sus servicios lo merecían, nunca había pensado aceptar el grado sin el beneplácito del Gral. Bolívar; comprendió éste de inmediato el reproche, presentándole sus excusas, iniciándose desde ese momento las amistad de los dos hombres que más contribuyeron a la libertad de América del Sur”.

A sus 27 años como Jefe del ejército del sur de Colombia, realizó una campaña memorable, que concluyó con la victoria de Pichincha el año 1822, siendo ascendido a General de División.

A sus 29 años, después de su campaña en el Perú que culminó con el triunfo de Ayacucho, ascendió a Gran Mariscal.

Se casó por poder con doña Mariana Carcelen y Larrea, Marquesa de Solanda, mientras él se encontraba afrontando en Bolivia esa tenebrosa sublevación encabezada por Casimiro Olañeta (quien fue a ofrecer sus servicios y lealtad al ilustre herido postrado en cama); fue su representante en Quito, su amigo y confidente el Cnel. Vicente Aguirre y Mendoza, actuando como padrinos de boda los marqueses de San José, Manuel Marrea y Jipon y doña Rosa Carrión y Velasco, siendo testigos el Gral. Tomás de Heres, el Cnel. Carlos Eloy Damarquet, edecán de Bolívar y el Cnel. Cervellon Urbina, Mayor del ejército.

En su corta vida marital sólo tuvo una hija, Teresita, que murió trágicamente al poco tiempo del asesinato de su padre en las montañas de Berruecos, el funesto 4 de junio de 1830.

Cuando el Gral. Barriga, segundo esposo de la Marquesa de Solanda, paseaba una mañana por el balcón de su casa en Quito, la llamada Casa Azul, con Teresita en los brazos, en una de las vueltas del paseo la criatura se le cayó de las manos, estrellándose en el pavimento de la calle.

El Gral. Barriga era muy adicto a la bebida.

El destino no tuvo clemencia con la azarosa vida del Mariscal de Ayacucho, uno de los capitanes más grandes y más infortunados de América.

Sociedad Bolivariana de Bolivia.