Los dinamitazos y petardos atentan contra la salud humana

Ante los múltiples reclamos de los ciudadanos por las explosiones de cachorros de dinamita y petardos, los ciudadanos y autoridades empiezan a cobrar conciencia de la necesidad de establecer una ley que proteja a los ciudadanos de la contaminación acústica.

Ayer frente a la Caja, un hombre de aproximadamente 70 años tambaleó en su caminar se tomó los oídos y alcanzó a llegar al otro lado de la acera manteniendo el equilibrio. Los mineros cooperativistas deslindaron responsabilidades al señalar que avisaron a todos y el afectado debería haber tomado sus previsiones.

El hombre de la tercera edad protestó vehementemente por esta contingencia y varios ciudadanos asistieron al perjudicado buscándole un asiento en una grada.

“La Policía Boliviana estará controlando que La Paz esté con tranquilidad, que no tenga otro día de tensión. Esto tiene que solucionarse en un clima de pacificación y que se debe buscar un equilibrio, pero sobre todo tranquilidad para los ciudadanos”, dijo el viceministro Jorge Pérez anoche, luego del encuentro entre cooperativistas y asalariados, para buscar un cuarto intermedio.

La presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origina, implican molestia, riesgo o daño para las persona y, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza.

Ayer se vieron perjudicados centenares de niños y mujeres que intentaban evitar los estruendos producto de los cachorros de dinamita. Las calles Loayza y avenida Camacho se convirtieron en cajas de resonancia, decenas de vidrios se vinieron abajo y los vecinos de estas zonas se quejaron del daño de varios aparatos electrónicos.

“Por qué se tiene que protestar con dinamitas. Hay una falta de respeto a la gente. Esto produce a la larga la sordera, quién nos paga este daño”, protestó la dueña de una tienda en El Prado paceño luego de haber escuchado entre un centenar y centenar y medio de dinamitazos.

“Una exposición continua al ruido o el simple efecto de la edad pueden causarle a cualquier persona una pérdida de audición que le provoca una sensación de aislamiento y abandono. No es una cuestión simple”, destacó el médico Arturo Bráñez al ser consultado sobre este tema.