Chaparina: A un año de la represión
Mientras la octava marcha indígena en defensa del Tipnis, era impedida en su paso por el bloqueo de los colonizadores y el contingente policial, en la ciudad de La Paz, el Gobierno decidía enviar una nueva comisión dirigida por el canciller David Choquehuanca, para tratar de entablar el diálogo con los comunarios. En tanto, el apoyo a las demandas de los habitantes de Tierras Bajas crecía, esta vez la Central Obrera Boliviana (COB) amenazaba con movilizaciones.
“Ya habíamos recibido una visita del Canciller y otros intentos de diálogo, pero no podíamos esperar nada de esta nueva visita, porque el bloqueo continuaba y nosotros queríamos llegar a La Paz para dialogar”, recordó el diputado indígena, Pedro Nuny.
El bloqueo por parte de los colonizadores continuaba y éstos se mostraban hostiles ante cualquier reacción de los marchistas con frases como “los vamos a reventar”, y también a cualquier acercamiento de los medios de comunicación, que intentaban realizar la cobertura periodística. Mientras los uniformados, que ya llegaban a más de 400 efectivos, sólo le limitaban a decir que “tenían orden de no dejar pasar a nadie”.
Con los colonos por un lado de la barrera policial y los marchistas del otro, el clima continuaba siendo conflictivo. Los indígenas aún sufrían por la falta de alimentos y agua.
En la oportunidad, el presidente de la Subcentral Tipnis, Fernando Vargas, manifestaba que “la única demanda que exigimos es el respeto al derecho de los pueblos indígenas, la no destrucción de nuestra casa grande”.
Por otro lado, ciudadanos civiles y agrupaciones ciudadanas, trasladaban las donaciones de víveres, ropa y sobre todo agua embotellada para que los marchistas mínimamente puedan preparar sus alimentos. Estudiantes de diferentes universidades a nivel nacional y organizaciones sociales, respaldaban al movimiento indígena con movilizaciones pacíficas.
Entre tanto, la Central Obrera Boliviana (COB) mediante un ampliado determinaba un paro nacional de 24 horas en apoyo a la octava marcha indígena y en exigencia al cumplimiento de una demanda de ocho puntos que exigía la organización social.
El Gobierno había determinado enviar una nueva comisión de autoridades del Ejecutivo, dirigida por el ministro de Relaciones Exteriores, David Choquehuanca.
El entonces ministro de Comunicación, Iván Canelas daba a conocer la conformación de la nueva comisión que responde a una petición que hicieron llegar los marchistas al Gobierno.
Aproximadamente 15 días antes, el aparato estatal también había enviado al canciller Choquehuanca a un intento de diálogo con los marchistas. Sin embargo la autoridad, sólo le limitó a reiterar el discurso del presidente Evo Morales respecto a que no “existía otra ruta para construir la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos”, si no era dividiendo la reserva natural del Tipnis.
Cuando el canciller David Choquehuanca retornó a la Sede de Gobierno, la prensa consultó con éste acerca del bloqueo en Yucumo. Sin embargo, Choquehuanca aseguraba que no existía un bloqueo en el lugar, que se trataba de una “vigilia” y que cualquier versión diferente “era un invento de los medios de comunicación”.
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