Encontrar la primera fuente de trabajo, buscar la estabilidad laboral o pretender un salario acorde a la formación recibida son factores casi inalcanzables para los jóvenes profesionales.
Las expresiones: “He dejado mi currículum en unas 10 empresas y no me contestan”, “Tengo que trabajar en una casa, pero eventualmente porque no he estudiado para eso”, son expresiones comunes emitidas por jóvenes que acabaron una carrera universitaria y buscan ganar un sueldo aceptable que les permita conformar una familia estable.
“Los jóvenes que han salido de las universidades, se encuentran sin empleo o cumpliendo tareas en otras funciones, ajenas a las de su profesión. En su mayoría se desempeñan en empleos terciarios y sin beneficios sociales”, explicó el investigador de la Unidad de Empleo y Derechos Laborales del Centro de Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Bruno Rojas.
De acuerdo con los datos proporcionados por esta organización, la tasa de desempleo ilustrado, es decir de jóvenes profesionales con mayor instrucción y formación académica en 2010 llegó al 10.6 por ciento; cifra que varió levemente para el 2011 con el 10.5 por ciento.
Con relación a la mujer, señaló que esta población pese a ser ilustrada son las más desempleadas respecto a los varones. La tasa de desempleo en este sector para el 2011 llegó al 11 por ciento.
Sin embargo otros datos señalan que la proporción de desocupación es mayor y que una gran parte de los profesionales está en trabajos eventuales o instalan algún tipo de negocio para superar el mal momento.
“Estos datos son muy alarmantes, puesto que la tasa de desempleo a nivel general es del 7.8 por ciento y más aún cuando los niveles de desempleo en los jóvenes ilustrados desocupados supera a los índices generales”, dijo.
“Este problema nos está mostrando una ruptura entre la calidad educativa y el grado de instrucción de la población, sobre todo en edad activa, con relación al mercado de trabajo. Es decir que la oferta de trabajo está destinada a los jóvenes con mano de obras no calificada frente a una población que tiene más calificación y altos niveles de instrucción”, expresó.
De los jóvenes que mantienen un trabajo fuera de su profesión, el 65 por ciento son asalariados, quienes principalmente trabajan en rubros de servicios, mientras que el 14 por ciento tienen un trabajo independiente o por cuenta propia, “eso nos está mostrando que siendo asalariados están en ese escenario, donde el empleo tiene esa característica de inestable, mal pagado y sin seguridad social”, remarcó.
Otra de las desventajas que se presenta en los jóvenes profesionales es la discriminación. El hecho de que tenga menos años o que tenga menos experiencia, hace que tenga una remuneración baja y sin beneficios sociales.
“El joven generalmente tiene un ingreso por debajo de lo que gana un antiguo o de un trabajador con mayor experiencia, lo que demuestra que este sector es discriminado en términos salariales, de acceso a algunos cargos, de acceso a otros derechos y beneficios”, dijo Rojas.
DATOS
- Del 100 por ciento de los egresados sólo el 50 por ciento trabaja en su profesión.
- El 65 por ciento son asalariados y trabajan en rubros de servicios.
- El 14 por ciento tienen un trabajo independiente o por cuenta propia.
- De los 170 mil jóvenes profesionales que egresan de las universidades del país sólo la mitad llega a encontrar un empleo.
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