Tras el cacerolazo y a la espera de que cambie el clima social y repunte la economía, el Gobierno argentino congeló el proyecto reformista.
Después del cacerolazo que hace diez días sacudió los principales centros urbanos del país en protesta contra el Gobierno, el kirchnerismo congeló, por ahora, el proyecto de reforma constitucional para habilitar una segunda reelección de la presidenta Cristina Kirchner. El oficialismo no sólo retrocedió tácticamente, sino que puertas adentro circulan críticas y pases de facturas por la actuación en público del “cristinismo puro”, antes y después del cacerolazo.
Los mayores cuestionamientos parten de los sectores más peronistas del kirchnerismo y tienen como blanco predilecto al vicepresidente Amado Boudou y al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, autor de la polémica frase “a esta gente (por los caceroleros) le importa más lo que ocurre en Miami que en San Juan”.