El sexenio pasado registra el más extraordinario crecimiento de la delincuencia en el país, según los registros policiales que difundió el Ministerio de Gobierno. De acuerdo con las estadísticas oficiales el aumento de la actividad delictiva entre el año 2005 y el 2011 subió nada menos que en 80 por ciento, o sea que casi se duplicó. Ese resultado se produjo pese a las numerosas medidas contra el crimen, el fortalecimiento de las fuerzas policiales y el dictado de varias disposiciones legales por parte del Gobierno del Estado.
El preocupante aumento de la actividad delictiva en el país en los últimos siete años es sorprendente, pues mientras en el año 2005 sólo se registraron unos 25.000 actos ilegales, en el sexenio transcurrido hasta el presente año se produjeron 60.500 hechos de violencia y corrupción, lo cual significa, en términos generales, que la denominada “seguridad ciudadana” poco menos que ha desaparecido. Así mismo, la estadística oficial permite ver que el problema tiene carácter ascendente, vale decir que la delincuencia está aumentando con un ritmo sostenido y, por tanto, la tendencia no muestra el menor indicio de que se la pueda frenar o reducir.
El dato del Ministerio de Gobierno resulta más notable porque se comprueba que la actividad delictiva creció pese a las numerosas y drásticas medidas que estuvo aplicando para lograr la tranquilidad de la población. Así se confirma que las campañas, cumbres, decretos, leyes, cambios de jefes policiales y otras numerosas disposiciones oficiales han terminado en un verdadero fracaso y la pregonada “seguridad ciudadana” no ha pasado de ser una oferta de buenas intenciones.
De otro lado, se debe recordar que uno de los “pilares” más publicitados por el MAS durante la campaña electoral del año 2010, fue precisamente el ofrecimiento de la seguridad ciudadana, para la cual se anunció el “endurecimiento del marco legal para castigar el delito”, a la vez que aseguró que “se trabajará con tecnología preventiva contra la inseguridad y se fortalecerá la policía en número y equipamiento para llevar la seguridad a todos los barrios”.
En todo caso, cualquiera que fuese el resultado de la lucha contra el delito, es necesario subrayar que, pese a las medidas adoptadas, el problema creció de manera desproporcionada y alarmante y se puede anticipar que continuará en el mismo sentido y proporción.
El poco menos que “fantástico” aumento de la actividad delictiva en el país revela dos aspectos: el primero, que aumentaron las causas de la delincuencia y segundo, que la lucha contra ese flagelo no combate las causas mismas del problema.
En ese sentido, se puede anticipar que pese a que sean adoptadas medidas preventivas con participación de la Policía, entidades territoriales, los ministerios de Educación y Comunicación y otras instituciones públicas, el problema seguirá la misma tendencia, inclusive a pesar de que se proceda a un endurecimiento de penas para los delitos, porque no se combate las causas del mal y sólo se adopta algunas medidas para combatir los últimos efectos, mientras por otro lado se echa leña al fuego que origina esa situación.
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