POR FERNANDO MELGAREJO FONSECA
Es la bella “tierra oriental” que, cautivó a los españoles de la época colonial, quienes, se lanzaron infructuosamente a la conquista del Mítico Imperio denominado “EL Dorado” o “Gran Paitití”.
Ciertamente, a partir de los primeros tiempos de la dominación ibérica, se tuvo noticias de la existencia de un territorio, extraordinariamente rico, cuyas montañas, eran de oro y cuyos habitantes empleaban este metal, en abundancia e, inclusive, en sus indumentarias. Por ello, los castellanos promovieron numerosas expediciones –desde varios puntos de América con un resultado totalmente negativo.
Por orden de Domingo Martínez de Irala, Gobernador de Asunción, Paraguay, don Ñuflo Chávez, al mando de unos 300 hombres emprendió viaje en busca de esas famosas riquezas, en el año 1557. Estando en cumplimiento de esa misión, supo del fallecimiento de Irala. Ante tal circunstancia imprevista, determinó actuar por cuenta propia. Al arribar a la región del cacique guaraní Grigotá, la que Irala había tratado de explorar, diez años antes, fundó una población con el nombre de “Barranca”, en 1559.
El día 26 de febrero de 1560, efectuó la fundación de Santa Cruz de la Sierra, en conmemoración de su pueblo de Extremadura, España. Este poblado estaba situado en la cabeceras del río San Miguel, en Chiquitos. El Gobernador de Santa Cruz, don Lorenzo Suárez de Figueroa, el año 1592, recibió el encargo de trasladar la ciudad para esquivar así las frecuentes invasiones nativas. Por esta razón, la trasladó hasta el lugar donde Chávez fundara “La Barranca”. Allí quedó establecida definitivamente la Nueva Ciudad.
Santa Cruz, con el transcurso de los años, se ha convertido en una linda ciudad oriental, con impenetrables selvas, pájaros y flores multicolores, con caldeados arenales y azuladas lagunas. Cobijó a audaces capitanes, a valerosos guerrilleros y a diversidad de etnias autóctonas, desparramadas a lo largo y ancho de la inmensa Chiquitanía. Su fértil suelo cuenta con ingentes riquezas naturales que, constituyen realmente la vanguardia de su constante progreso.
Santa Cruz es una ciudad pródiga, cuna de hombres y mujeres ilustres, que destacaron en todos los campos de la vida humana, matizada por los rasgos peculiares del clima tropical y de pintorescos escenarios, donde se respira la fresca brisa de sus ríos, su abundante fauna y flora.
En verdad este paisaje oriental, cuenta con selvas frondosas que cubren el cristal de las lagunas, rodeando sus doradas playas, bajo el nostálgico metal de la luna. La lluvia, el agua y el aire, en fresco aroma se esfuman y la exuberante maleza verde se mece como la hamaca.
Todo lo anterior, junto a la añoranza de la tierra natal y de la “cruceñita amada”, fueron fuente de copiosa inspiración, para escritores, poetas y músicos que descollaron con sus creaciones dentro y fuera de nuestras fronteras.
Santa Cruz ocupa el primer lugar como departamento productor de petróleo, gas y sus derivados. El departamento celebra sus efeméride cívica, el 24 de septiembre, fecha en que evoca a los caudillos de la gesta libertaria de 1810, como Ignacio Warnes y el popular “Cañoto”.
Fieles a sus tradiciones religiosas, la población acude en romería al Santuario de la Virgen de Cotoca, donde se dan cita feligreses de todo el oriente boliviano y de otras ciudades del interior, así como de los países vecinos.
Al presente, Santa Cruz ha experimentado un desarrollo notable, habiendo llegado a ser catalogada como la primera ciudad más importante de Bolivia.
Tomado del Suplemento Literario de EL DIARIO. Dic. 1993.
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