Pese a grandes escollos económicos y políticos, el sistema capitalista en Bolivia está dando grandes avances. Se trata de un movimiento histórico natural y espontáneo que se desató hace algunos decenios y que va adquiriendo rapidez no sólo material sino también cultural, espiritual y otros aspectos.
La demostración objetiva de ese desarrollo socio-económico está en la aparición masiva y crecimiento de organizaciones sociales de tipo corporativo capitalista, formadas por pequeños propietarios de tierras, vehículos, empresas artesanales, puestos de comercio, así como de contrabandistas, comerciantes al por mayor, agricultores, cultivadores y comercializadoras de coca y derivados, así como de otros sectores menores, pero no sin importancia.
Esos pequeños propietarios, a los que también se los califica en el lenguaje político como “pequeño burgueses”, están agrupados en “sindicatos”, “cooperativas”, gremios, etc. pero que en realidad no son propiamente tales, ya que no están formados por obreros asalariados, sino más bien en su mayoría por propietarios de diversos medios de producción, donde trabajan obreros asalariados o semi asalariados. Más propiamente esas organizaciones son verdaderas corporaciones que tienen como objetivos centrales y permanentes enriquecerse “a como dé lugar” y ascender en la escala social, a la vez que tienen otros objetivos políticos propios, con el fin de engrosar sus ingresos y mejorar su posición social.
Se considera que los pequeños propietarios de diversos instrumentos de trabajo pasarían en el país de dos millones (sólo los mineros cooperativistas llegan a 80.000) y en realidad formarían un movimiento corporativista con un intenso crecimiento tanto en cantidad como en calidad. Así mismo, tienen sus propias tácticas para llegar a su objetivo estratégico que es formar una gran burguesía, nacional en este caso.
Mientras ese movimiento corporativista crece en todo sentido e impone el cumplimiento de sus necesidades, inclusive por enérgicos recursos de fuerza física, como los dinamitazos, los obreros asalariados del país constituyen una pequeña fuerza con visible debilitación de sus filas y, además, sus decisiones ya no pesan en la vida política nacional, como se da en el caso de la COB, que cuando dicta una huelga general, sus efectos pasan desapercibidos.
Ese movimiento social corporativo es agresivo, enérgico e incontenible. Es más, es de carácter capitalista por su contenido económico. Es más, su fortalecimiento se produce pese a que los gobernantes del país se han declarado enemigos abiertos del capitalismo y proclaman a diario, tanto dentro como fuera del país, que son recalcitrantes anticapitalistas. Así mismo, ese capitalismo nativo progresa firmemente, pese a que choca contra medidas populistas legales, golpes desde la derecha y hasta escollos constitucionales de carácter anticapitalista.
Ese crecimiento del sistema capitalista pequeño burgués en Bolivia no es, en todo caso, producto reciente. Era una fuerza contenida que, finalmente, empezó a producirse desde que hace tiempo un partido planteó en su programa la creación de la “burguesía nacional”, consigna que si no se realizó entonces por falta de maduración de las condiciones históricas, ahora se está produciendo con notable energía. Se puede decir que el revolucionarismo pequeño burgués, pese a todo, ingresará en nuevas etapas políticas más a corto que a largo plazo y dará muchas sorpresas al país, como se podrá ver oportunamente. Entre tanto, se puede anticipar que no se registra el menor avance “socialista”, que no pasa de ser una frase hecha. En esa forma, el país marcha, en los hechos, hacia el capitalismo.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |