III. Buses

En un anterior artículo se ha presentado un análisis sobre la viabilidad del teleférico como sistema de transporte masivo para las ciudades de La Paz y El Alto, que concluye en que éste será usado de manera muy marginal para transportar pasajeros que no sean turistas. Y si aun este análisis estuviera equivocado y podría el teleférico captar hasta un 6% de la demanda total de viajes en las dos ciudades (como estiman autoridades del Gobierno Municipal de La Paz), no se justifica hacer tan grande inversión para cubrir a tan pequeña parte.

En otro artículo se ha analizado la viabilidad del tren elevado, como otra alternativa de transporte masivo para la ciudad de La Paz, encontrándose que es un sistema que no se justifica para una ciudad que tiene menos de un millón de habitantes. Por otro lado construirlo está muy por encima de las posibilidades económicas de la ciudad.

La opción que queda es el sistema de buses, pero un problema que se tiene es el poco espacio vial del que se dispone en la ciudad de La Paz. Se podría construir autopistas entre medio de las construcciones, pero éstas implican grandes erogaciones, de la misma magnitud o mayores que las que requieren los trenes metropolitanos. También se podría construir nuevas vías demoliendo las edificaciones existentes, pero esto es igualmente caro, por el costo de las expropiaciones, además que se originaría un problema social. Por tanto lo que queda es optimizar el sistema existente y utilizar al máximo la infraestructura vial existente.

El actual sistema de transporte público, constituido por unidades de baja capacidad de transporte de pasajeros, provee un deficiente servicio y es un modo antieconómico de proveer servicio de transporte público. Dada su organización, no tiene posibilidades de ofrecer un mejor servicio, de reducir sus costos y de operar modernos sistemas de transporte público. En realidad constituye una manera artesanal de proveer servicio de transporte público. El sistema de transporte libre, en el que cualquiera puede proveer el servicio, no es conveniente para las dos ciudades, puesto que se produce externalidades como la congestión. El control y la regulación de la operación son prácticamente imposibles, por la gran cantidad de operadores a los que se tiene que controlar.

El viaje que tienen que hacer diariamente los habitantes de la metrópoli hacia y desde sus puestos de trabajo, centros de educación o salud, establecimientos comerciales, se ha vuelto en los días presentes un verdadero suplicio. En las horas pico conseguir un vehículo del transporte público es una odisea y el viaje en los minibuses es incómodo y lento. Le escuché decir a una señora que este medio de transporte “es el peor sistema de transporte que existe en la tierra”. Para los ancianos, enfermos, madres con niño y personas de estatura es una verdadera tragedia viajar en los minibuses.

La optimización del sistema existente consiste en reemplazar los vehículos actuales por buses más grandes. Una mejora significativa se lograría si se obliga a los operadores actuales a proveer unidades de transporte de mayor capacidad, como se ha hecho en la ciudad de Santa Cruz. Otro camino más eficiente es el que han seguido ciudades como Curitiba en los años 60 y últimamente Bogotá, Quito y Guayaquil. Estas ciudades han implementado sistemas de buses de gran capacidad, que circulan por carriles exclusivos o preferenciales. Los buses son operados por organizaciones que reciben la concesión de líneas y se someten a estrictas normas de operación.

La Paz ya cuenta con un proyecto de sistema de transporte masivo por buses, que fue elaborado en la gestión del Dr. Juan del Granado, con un financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (recursos japoneses), el cual será objeto de un siguiente artículo.

El autor es ingeniero civil y docente de la UMSA.