Moquillo canino

Enfermedad conocida desde el año 1760, pero recién en el año 1906 se demostró su naturaleza y origen vírico. El virus del moquillo pertenece al género Morvillivirus, correspondiente a la familia Paramixoviridae, es decir que es un virus de cadena simple de RNA, está estructuralmente relacionado al virus del Sarampión Humano, al de la peste bovina. Afecta específicamente a los miembros de la familia Canidae., la transmisión de la enfermedad es directa (es decir por contacto), por vía respiratoria, es una infección sumamente contagiosa, teniendo un tiempo de incubación de unos 7- 15 días, se transmite por secreciones respiratorias, orina, heces, secreciones conjuntivales, existen portadores crónicos o asintomáticos pero son muy muy raros.

CUADRO CLÍNICO

Es variable de acuerdo a la sepa de la enfermedad, al estado inmunológico del canino, es muy importante saber que la enfermedad puede presentarse en cualquier edad del animal.

Las manifestaciones pueden ser subagudas donde encontramos signos respiratorios y digestivos pero moderados, luego de esta la enfermedad puede tornarse a grave o aguda ( de la segunda a la cuarta semana de la INFECCION), donde además de la fiebre, hay una rinitis y conjuntivitis mucopurulentas, los síntomas digestivos son más severos, donde hay dolor abdominal, vómitos, diarreas sanguinolentas, existen manifestaciones cutáneas con pústulas en abdomen y resquebrajamiento de almohadillas plantares. Los síntomas nerviosos pueden aparecer al mismo tiempo que la faz digestiva o respiratoria o luego de una aparente recuperación del animal. Se presenta generalmente con una encefalitis aguda. Lo perros inmunodeprimidos o muy jóvenes presentan estos síntomas con mayor gravedad, los síntomas visibles son depresión, postración, salivación, mioclonias, terminando en convulsiones.

Una vez instalada la enfermedad, si la respuesta inmune del pacientes adecuada, la infección se convierte en inaparente, pero si la respuesta es insuficiente el virus se reproduce y propaga rápidamente en tejidos epiteliales de los aparatos respiratorios, nervioso, óptico, y conjuntival además de las muchas complicaciones gastrointestinales.

DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD

Se divide en dos fases: la primera donde el virus se replica en las vías respiratorias e infecta los tejidos linfoides locales, luego infecta los ganglios linfáticos y finalmente la médula ósea a través de los linfocitos T, como el bazo y los ganglios en el área cervical y mesentérica.

En la segunda fase de la enfermedad es cuando se activa el sistema inmunitario, según la respuesta, la infección puede afectar al tracto respiratorio, digestivo, urogenital e incluso el sistema nervioso central. En pacientes afectados por cualquier forma de la enfermedad es posible la presentación de encefalitis semanas después de la remisión de los síntomas.

PROFILAXIS Y TRATAMIENTO

El tratamiento es complicado y dificultoso y cuando los síntomas de afección nerviosa se presentan, es muy poco exitoso. El tratamiento es sintomático, podemos usar anticonvulsivantes para las manifestaciones neurológicas, pero no se debe esperar efecto curativo alguno y si los efectos nerviosos no se pueden controlar y el animal no deja de convulsivar es mejor aplicar la eutanasia y así evitar el sufrimiento inútil del animal

Además se los anticonvulsivantes, se pueden usar antibióticos para controlar las infecciones bacterianas secundarias, también se usan antipiréticos, Vitaminas B y C y rehidratantes por vía parenteral. También se puede usan sueros hiperinmunes ( no con mucho éxito).

La mejor opción es la vacunación con virus vivo atenuado para generar la respuesta inmune formando la memoria genética, que debe reforzarse cada año durante toda la vida del animal. La primera dosis de vacuna que debe recibir el ejemplar es ideal que se la haga a los 60 días de nacido que es cuando baja la inmunidad que le pasa la madre.

Debemos recordar siempre que vacunar es querer a nuestras mascotas!!!

(Dra Gloria Rodrigo U. Medico Veterinario CMV 088/00 LP)