Gas a domicilio sí, pero no así

Hace unos dos meses YPFB realiza obras para la instalación de gas en algunas zonas de la ciudad, las que, al parecer, han comenzado en las avenidas Sánchez Lima, 6 de Agosto y calles transversales alrededor de la plaza Abaroa, pero las quejas del vecindario no se han hecho esperar, incidiendo en la mala ejecución del removido de las aceras para la indicada instalación. Sin duda tener gas a domicilio es un beneficio para los usuarios y aunque se trata de una provisión tardía comparada con El Alto y con el interior del país, “más vale tarde que nunca”. Otorgar un servicio es plausible, empero no lo es desmantelar otro.

Lo decimos porque la instalación de la tubería conductora requiere abrir zanjas en las aceras, a ambos lados de la calzada, lo cual obliga a los peatones a salvar como puedan los obstáculos. El material removido no encontró otro lugar mejor de depósito que una parte de las calzadas, agravando aun más los peligros que amenazan a los viandantes por tener que caminar junto al nutrido transporte en circulación. Si bien no hay otra opción, las molestias no parecen terminar debido a una defectuosa recolocación de las piedras de Comanche que cubrían las aceras, cuando no han sido quebradas, dando lugar a pisos irregulares propicios a caídas y otras lesiones. Paralelamente si la superficie era de cemento o pavimentada quedó convertida en sendero de tierra o precariamente repuesta.

Pese a que la ejecución lleva días, nadie se comide a levantar los escombros que formando promontorios de tierra y otros materiales abundan al paso. Otra observación no menos curiosa es que no se ve obreros trabajando, lo que supone que las mismas cuadrillas trabajan en otras zonas de las muchas que la Gerencia Nacional de Redes y Ductos de YPFB sostiene que se encuentran en similar labor. Lo deseable es que se trabaje hasta terminar la obra en una zona, dejándola en buenas condiciones, aunque se pregone que no se gravará por ese concepto.

Al mismo tiempo, ha trascendido que las obras en cuestión se las coordina con la Dirección de Fiscalización de Obras y Servicios de la Alcaldía Municipal, sin que sea notoria su intervención -precisamente de fiscalización- como lo confirma el panorama descrito, nada satisfactorio. Esta ausencia fiscalizadora hace temer que las cosas queden indefinidamente como están, con grave perjuicio para los vecindarios. Esperamos que no se trate de eludir responsabilidades pretextando que no fueron las dependencias de la alcaldía municipal las que tuvieron a su cargo los indicados trabajos.

Viene a cuento que la dotación de gas constituye un alivio liberador del esforzado traer y llevar de garrafas del elemento licuado, pero resulta parcial si se considera que en cada domicilio sólo alcanza a la cocina y cuando mucho al baño, requiriendo una compleja instalación en el interior de las viviendas, ya que se puede decir que ninguna está construida con la infraestructura necesaria. Un uso moderno del gas no se concibe si además no actúa como calefactor de los ambientes, tanto más necesario en los climas frígidos como el de La Paz. En el exterior el gas cumple también ese objetivo. De modo que se debería dar normas a fin de que, por lo menos, las nuevas construcciones sean adecuadas para el efecto.