Muy graves falencias tienen nuestros sistemas para tratar a quienes, por determinación judicial, ocupan lugares en la pobre, pobrísima infraestructura carcelaria que posee el país. Como son tratados en los diversos recintos, parecería que para las autoridades judiciales y de los gobiernos, esas personas no tienen condición de seres humanos y el trato que reciben en cárceles o sitios de reclusión, son totalmente inhumanos, ajenos a toda consideración y respeto.
Quienes han violentado las leyes y son privados de libertad son alojados, con sentencia judicial o sin ella, en sitios insalubres, estrechos, oscuros, fríos y carentes de toda comodidad. Lo grave es que en el hacinamiento que existe en las cárceles de mujeres y varones, se ha dado paso a complejos, resentimientos, odios y una serie de sentimientos negativos contra esas personas, como una especie de venganza de la sociedad porque hubieran cometido algún delito.
Hay situaciones ajenas a toda norma del Derecho: presos o alojados que no tienen sentencia judicial alguna, que sus expedientes están enmohecidos en los juzgados y que esperan turnos para ser tratados y que nunca tendrán fin. Esas personas han sido alojadas o asiladas “en espera de algún juicio” en forma provisional y “pagan sus culpas” hasta por simples sospechas, porque han caído en poder de la Policía tan sólo por indicios de culpabilidad. Para todas ellas no rige el principio constitucional de la presunción de inocencia; todas ellas son víctimas de “haberse comprobado su culpabilidad sin investigaciones ni pruebas de ninguna clase”.
Muchas personas de escasos recursos económicos y aquellas que no poseen bien alguno, están muchos años purgando delitos no comprobados y que, con seguridad en la mayoría, no han cometido. En algunos casos, por las pugnas político-partidistas, las simples acusaciones por revanchismos u odios personales o por simples caprichos, pasan años en esos recintos carentes de toda norma de buen trato y consideración por la condición humana.
Al margen de los delitos o faltas que esos reos hubiesen cometido, está el peor: permitir que esposas e hijos convivan con los presos porque han perdido todo apoyo o ayuda del padre que era el que sostenía el hogar. Las personas encargadas de custodiar y velar por la seguridad de los alojados, hacen “la vista gorda” y hasta son permisivos para el ingreso de bebidas alcohólicas, tabacos y drogas a esos recintos sin que autoridad judicial reclame o imponga el cumplimiento de normas que, se supone, existen en el país.
El Gobierno se jacta de contar con mucho dinero y así lo demuestra con los excesivos gastos que hace en cuestiones prescindibles y hasta de lujo; sin embargo, no hay dinero para construir modernas cárceles que permitan un asilo digno y rehabilitación de quienes purgan faltas cometidas o que están en períodos de investigación que pueden durar décadas o hasta merecer archivos por el fallecimiento de los imputados.
Todas las cárceles del país deben ser remozadas y, si es posible, construir nuevas con los adelantos debidos y, sobre todo, tomando en cuenta el hecho de que deben ser centros para purgar faltas o delitos y que sirvan para una efectiva rehabilitación; cárceles de las que deben ser alejados esposas e hijos -salvo para visitas en horas y días contados de cada semana-. No actuar en pro de los recintos carcelarios y, en la mayoría de los casos, no construir nuevas cárceles, es pecar de insensibilidad, deshonestidad e irresponsabilidad con ciudadanos que merecen respeto y consideración.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |