¿Cuál es el árbol más hermoso?

En días pasados se celebró en nuestro país el Día del Árbol dentro de la interminable lista de festejos que alegran nuestra triste existencia que aún no puede convencerse de que ya nos acercamos al año 2025, año cuando dejaremos de ser pobres, según nos prometió el presidente Evo.

Esa luminosa mañana me encontraba preparando mi desayuno cantando unas estrofas nativas algo quejumbrosas que dicen: “todos quieren hacer leña de un árbol que está caído, apuesto a que no lo harían de un árbol que está florido...”, repitiendo esos versos mientras gruesos lagrimones caían de mis pupilas, humedeciendo mi marraqueta comprada el día anterior.

Felizmente, en ese momento llegó a mi casa mi comadre cochabambina hecha unas Pascuas, enjugando mis lágrimas con el borde de sus polleras para anunciarme que estábamos en el Día del Árbol y deberíamos alegrarnos por ello, anunciándome que yo era su árbol en el que ella se apoyaba.

Agradecido por ese piropazo, pregunté a mi comadre qué clase de árbol era yo junto a su vida, con la ilusión de que me dijera que yo era un viejo y noble roble en el que ella se apoyaba, respondiendo la traviesa cochala: “usted es para mí un pequeño “bonsai”, un árbol enano que cultivan los japoneses dentro de sus hogares y al que prodigan mucho cariño y cuidados”.

Entendía el humor y el cariño de mi pariente espiritual y pasé rápidamente a preguntarle cuál era el árbol más hermoso que ella había conocido en Cochabamba, pensando en que ella podría contestarme que un molle o tal vez un ceibo o algún sauce llorón parecido a mí, pero ella -por cortesía- se inclinó por éste último.

Me burlé de su respuesta y le dije que nada sabía de árboles porque el más hermoso de todos los árboles es el árbol del Poder, al que un hábil político del siglo pasado (el Dr. Paz Estenssoro) clasificó como un peral, porque él sabía de árboles ya que el pueblo cariñosamente lo apodaba “el mono”.

El político ya desapareció y ahora el peral es el refugio del Movimiento Al Socialismo (MAS) y es cuidado con esmero por quienes están encaramados en el rico peral.

El árbol del Poder es el árbol más hermoso, pues los que están encaramados en sus ramas tienen todo y los pobres que pasamos y lo vemos diariamente nada tenemos, ni trabajo, ni plata, ni Justicia, ni amores, ni viajes por el mundo.

Iba a ponerme a llorar por segunda vez en el Día del Árbol, pero no lo permitió la buena samaritana nacida en Quillacollo, quien me prometió cobijarme entre sus ramas y frutos para aliviar mis males y esta falta permanente de dinero. “Mientras yo viva nada le faltará, mi respetado compadre, mi pequeño Bonsai...”.