El Primer Ministro turco afirmó que su país no quiere una guerra.
El País y Efe.- Turquía vivió ayer una grave escalada de la tensión hacia un conflicto abierto con Siria. Los disparos de artillería turcos hacia territorio sirio y la decisión del Parlamento de Ankara de permitir una operación militar de castigo contra Siria hicieron temer lo peor.
Por la mañana, el Ejército turco había bombardeado por segundo día consecutivo posiciones sirias cercanas a la frontera entre ambos países. “El Ejército turco ha seguido disparando contra objetivos en Siria”, confirmó el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en un comunicado oficial enviado por su oficina.
Varios soldados sirios habrían muerto, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, aunque estos datos no se pudieron confirmar independientemente.
El Gobierno de Ankara respondía así a la muerte de cinco civiles turcos en la localidad de Akcakale tras el impacto de varios proyectiles disparados el miércoles desde el lado sirio.
Más tarde, la posibilidad de que la guerra acabara involucrando a Turquía pareció ganar silidez cuando el Parlamento dio permiso al Gobierno de Erdogan para que durante un año pueda enviar tropas turcas al exterior durante un año.
“Las Fuerzas Armadas sirias han llevado a cabo agresiones en territorio turco a pesar de nuestras advertencias y de nuestros intentos diplomáticos desde el 20 de septiembre de 2012. Esta situación pone en riesgo y amenaza nuestra seguridad nacional”, señalaba la petición al Parlamento firmada por el Primer Ministro y que 320 de los 550 diputados decidieron apoyar.
Más tarde, Turquía afirmó que no tiene intención de entrar en guerra con Siria, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, expresó su rechazó a que sean accidentes la caída de obuses sirios en suelo turco, como el que mató el miércoles a cinco personas.
“No tenemos intención de hacer la guerra”, dijo Erdogan en una rueda de prensa transmitida por la emisora NTV, durante la que advirtió también sobre la determinación del país de defender sus fronteras.
“La República Turca es un Estado capaz de defender a sus ciudadanos y sus fronteras. Nadie debería intentar poner a prueba nuestra determinación al respecto”, añadió el mandatario turco.
Erdogan rechazó que las bombas lanzadas sobre suelo turco desde Siria sean accidentes y anunció que ayer mismo cayó otro proyectil en la provincia de Hatay, a 250 kilómetros de Akçakale, el pueblo donde el miércoles explotaron tres obuses que mataron a cinco miembros de una misma familia.
Autoridades del Gobierno turco aseguraron ayer que Damasco ha pedido disculpas por este suceso y que ha asegurado que un accidente así no se volverá a producir.
Sin embargo, a pesar del bombardeo de posiciones sirias y de las duras declaraciones de sus dirigentes, Ankara insistió en que el permiso para el envío de sus tropas es sobre todo de carácter preventivo.
“Este permiso no es un permiso para la guerra sino para que esté en nuestras manos usarlo cuando sea necesario con el fin de proteger los intereses de Turquía”, precisó el viceprimer ministro, Besir Atalay.
El régimen de Bachar al Asad recibió el miércoles una condena internacional sin precedentes tras los incidentes en Akcakale, ya que incluso Rusia, uno de los pocos aliados de Damasco, había pedido a las autoridades sirias que explicaran el suceso.
DATOS
- El miércoles por la noche unos pocos miles de personas marcharon por el centro de Estambul, la mayor ciudad de Turquía, bajo el lema “”No a la guerra”.
- Según los expertos turcos, la mayoría de la población prefiere que su país no intervenga directamente en Siria.
- En Ankara, la policía dispersó a manifestantes con gas lacrimógeno, mientras que en Estambul no se registraron incidentes en una protesta para exigir al Gobierno “quitar las manos de Siria”.
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