Con estirpe, garra y fútbol Charrúa

Nadie dudó. Nadie apostaba en contra. Cuando el capitán uruguayo José Nasazzi tomó en sus manos la Copa del Mundo, el mundo sabía que el trofeo estaba en manos de los mejores de ese tiempo, en poder de los muchachos charrúas.

No era sorpresa, porque Uruguay había ganado las dos Olimpiadas anteriores al Mundial, las de 1924 y 1928, jugando un gran fútbol. Por eso, además había logrado la sede, como reconocimiento de sus triunfos y por coincidir con el centenario de su Independencia.

Uruguay marcó un hito en la historia del fútbol, aquella que dice que a partir de 1930 lo bueno estaba en Europa y Sudamérica, donde los jugadores más importantes que llenarán los ojos del mundo nacen en esas dos partes del orbe.

EL CAMPEÓN

Uruguay era el mejor seleccionado del planeta de los últimos siete años antes de la cita mundialista y lo confirmó ganando la Copa del Mundo que organizó, al vencer en los cuatro partidos que jugó, 1-0 a Perú y 4 -1 a Rumania en el grupo 2; 6-1 a Yugoslavia en semifinales y 4-2 a Argentina en la final.

No tenía figuras sobresalientes, tenía un equipo, que funcionó muy bien y ganó cada cotejo mostrando fuerza y gol que le dieron las victorias que buscaba. José Nasazzi, el capitán, era defensor y los mediocampistas Pedro Cea y Héctor Scarone fueron claves en la obtención de los triunfos.

Ellos eran la base, ellos eran la garra, la entrega y el fútbol. Fueron ellos que llevaron a su país a lo más alto en el estadio construido para el Mundial, el Centenario, mudo testigo de la primera gesta charrúa.

EL SEGUNDO

A nadie extrañó que Argentina fuera rival del último partido, porque tenía figuras de renombre que ya eran conocidos en el continente y que Europa se llevaría para hacer su fútbol más vistoso apoyado en su poderío económico.

Atilio Demaría, Roberto Cherro, Francisco Varallo, Guillermo Stábile, Luis Monti o Carlos Paucelle, eran la muestra evidente que unidos eran ganadores. Ganaron el grupo 1 a Francia, México y Chile, eliminaron en semifinales a Estados Unidos con un 6-1 y en la final no pudieron con los locales, pese a estar ganando 2-1 al final del primer tiempo.

Mostraron que el Río de la Plata tenía el mejor fútbol del mundo, pero les tomaría mucho tiempo ratificarlo.

EL RESTO

Los europeos fracasaron pese al cuarto lugar de Yugoslavia y los norteamericanos festejaron el tercer puesto de Estados Unidos. Los sudamericanos dejaron en claro que no sólo los dos celestes estaban en la lucha por los títulos, sino que Brasil y Paraguay irían por más.

Uruguay fue el inicio de la gloria de grandes jugadores y hombres y el fracaso de muchas selecciones y entrenadores. A partir de 1930, la gente sintió más pasión y nunca más el mundo fue igual, porque lo rige y regirá el fútbol en todas sus expresiones.

Rumania, cuyo equipo fue seleccionado por el Rey Carol II, tardó sólo 50 segundos en marcar en su estreno mundialista ante Perú, a quien derrotó por 3 a 1.

Sólo tres estadios, todos ellos situados en Montevideo, albergaron los partidos: la menor cantidad de la historia. En el Torneo de 2002 se emplearon 20 estadios distintos, todos ubicados en ciudades diferentes.

En la final, Argentina se marchó al descanso con un tanteo favorable de 2-1 después de jugar con el balón que había elegido, pero la introducción de un esférico uruguayo en la segunda mitad propició la reacción de los charrúas y su victoria final por 4-2.

Ambas semifinales acabaron con el mismo resultado: 6-1. El 26 de julio Argentina venció a Estados Unidos por ese marcador y un día más tarde, Uruguay hizo lo propio ante Yugoslavia.

El Argentina-Chile del grupo 1 enfrentó a los dos seleccionadores más jóvenes de la historia del certamen: Juan José Tramutola, de 27 años, y Gyorgy Orth, de 29.

Equipos: 13

Fecha: 13 julio 1930 hasta 30 julio 1930

Final: 30 julio 1930

Partidos: 18

Goles: 70 (promedio de 3.9 por partido)

Asistencia: 434.500 espectadores

Ganador: Uruguay

Segundo: Argentina

Tercero: Estados Unidos

Cuarto: Yugoslavia

Botín de oro: Guillermo Stábile (ARG)