No deja de causar asombro la noticia proporcionada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en sentido de que el valor de las exportaciones de metales y minerales registró notable desplome del 20 por ciento en los meses transcurridos del presente año, dato porcentual que es aún más preocupante debido a que se produce en momentos en que las cotizaciones de esos recursos naturales no renovables se mantienen altas y debían producir mayores ingresos para el país.
Según el INE el valor de las exportaciones de minerales se desplomó en 325 millones de dólares en los últimos nueve meses en relación con el mismo período del año pasado. Esa abrupta caída mostró que mientras entre enero y agosto del 2011 el país exportó en metálicos 959 millones de dólares (en números redondos), en el mismo lapso de este año únicamente se exportó 645 millones de dólares, mientras la exportación de minerales bajó de 1.650 a sólo 1.325 millones de dólares, o sea un bajón de 325 millones de dólares.
Los datos globales señalados revelan, por un lado, que los valores exportados al desmoronarse en 20 por ciento tienen una proyección alarmante. Pero esa caída no sólo es producto de las variantes en las cotizaciones de los metales y minerales en el mercado mundial, sino también resultado directo de la reducción de los volúmenes de producción, lo cual se debería a factores internos como falta de seguridad jurídica, avasallamientos a minas privadas por parte de trabajadores cooperativistas (casos Colquiri, Mallku Khota, etc.) y otros numerosos factores.
En forma más concreta, los valores de exportación disminuyeron en cuanto se refiere a la plata, zinc, estaño y plomo que sufrieron un desmoronamiento significativo que gira alrededor de los 300 millones de dólares. Sólo el valor de la exportación de oro registró índices favorables, pues se facturó en 12,14 millones de dólares, mientras en el mismo período del año pasado sólo se facturó 2.60 millones de dólares, cifras alcanzadas gracias a la tendencia creciente del metal dorado, así como por mayor producción.
El desplome del valor de las exportaciones de metales y minerales tienen su inmediato efecto en la economía nacional y ese desmoronamiento ha llevado a la minería en general a un estado de “capa caída” que, en forma específica, significa una reducción de ingresos equivalente a 325 millones de dólares, más preocupante aún cuando otros sectores de la economía también registran déficits, como agricultura, industria, turismo y otros.
Lo más notable de la crisis minera actual es la baja de la producción de metales y minerales, cuando se debía aprovechar las actuales circunstancias de las “vacas gordas” (muy volátiles, por cierto) con altas cotizaciones internacionales, de tal forma que sirvan como reserva para los tiempos de las vacas flacas, que pueden producirse de un momento a otro, en particular por la amenazante crisis económica global.
La carencia de una política minera en la actualidad podría ser la causa de los resultados señalados, omisión que al parecer tiende a agravarse, aunque sólo se reduce por causa de los precios del mercado, ya que si no fuera por tan providenciales características, la economía del país se encontraría en situación de inopia, poco menos que catastrófica.
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