En otros países hay jóvenes que ni estudian ni buscan un empleo

El nini español es diferente del nini de muchos de los otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El español no estudia, pero está desempleado, mientras que la mayor proporción de los ninis de otros países ni estudian ni buscan empleo (son inactivos).

Es bien conocido que durante los años de la “década prodigiosa” de la economía española se produjo un incremento muy importante del empleo de los jóvenes. Recordemos que en 1996 el desempleo juvenil rondaba el 50%, similar a la situación actual. Los datos de la OCDE muestran que la proporción de jóvenes que tenían empleo pasó del 34% en 1997 al 48% en 2007. El aumento de la demanda de empleo poco cualificado provocó la salida temprana del sistema educativo de muchos adolescentes.

El informe de la OCDE señala que, a diferencia de la mayoría de los países de la OCDE, en España la esperanza del número de años de educación entre las personas de 15 a 29 años disminuyó, pasando de 6,8 años en 1998 a 6 en 2010. Como consecuencia se ha producido en los últimos tiempos un cierto regreso al sistema educativo. Pero existe una proporción importante de jóvenes que han asumido cargas (familiares, hipotecarias, etcétera) que les impiden volver a la escuela a pesar de haberla abandonado tempranamente. Estos jóvenes no estudian pero están, en una elevada proporción, desempleados y, por tanto, buscando empleo.

Los indicadores del informe que tienen relación con el desempleo son especialmente negativos para el caso español. Preocupa que, a pesar de tener una tasa inferior al resto de niveles educativos, el desempleo entre los universitarios españoles haya crecido más que el de los niveles educativos inferiores en relación al crecimiento del desempleo por niveles educativos de la media de la OCDE.

No obstante, hay algunos datos muy positivos para el sistema educativo español. Merece la pena destacar el elevado nivel de escolarización de los jóvenes menores de tres años, muy superior a la media de la OCDE. Muchas investigaciones señalan la importancia de las intervenciones educativas tempranas por su elevada rentabilidad social y su capacidad de mejorar la igualdad de oportunidades. Por desgracia parece que el Ministerio de Educación considera este tipo de intervenciones como “asistenciales”, por no estar dirigidas fundamentalmente a desarrollar aspectos cognitivos.