Punto aparte
La Cooperativa de Teléfonos de La Paz (Cotel) llegó a un punto crítico en su normal funcionamiento, lo que tiende a conducirla al quebranto total. Este riesgo es posible superarlo, procediendo de inmediato a su reestructuración total.
En este propósito, nadie tendría que quedar indiferente, pues se trata de un servicio público imprescindible. Más todavía, por el hecho de que Cotel se extendió a prestar otros servicios como el de proveer Internet y Cable, lo que le obliga a ser eficiente. Con mayor razón, porque las tarifas módicas que aplica hacen que efectivamente sea una cooperativa y no una organización comercial, en la que prevalece la utilidad.
Al habérsele congelado sus cuentas, por deudas elevadas que tendría con organismos públicos y las empresas proveedoras de sus servicios, ciertamente llegó al borde de la quiebra. Pues, esta situación se está prolongando y no hay indicios de que pueda encontrar una solución definitiva.
Ante estas evidencias, aparte de otras que pudieran aún permanecer ocultas, lo que cabe es darle una nueva estructura de funcionamiento. La actual ha fracasado y ante ello nadie puede quedar indiferente. Ni las autoridades públicas que tengan que ver con la cooperativa y mucho menos la población usuaria de sus servicios.
Las elecciones de sus directorios, realizadas en los pasados años, más fueron una frustración que un acierto democrático. No faltaron las manipulaciones para desvirtuarlas y hacer que de esa manera aquellos inescrupulosos siempre queden como sus conductores. Otros que asumieron esta responsabilidad tampoco demostraron eficiencia y honestidad.
Hay también demasiada injerencia oficial en este orden, lo que no hace otra cosa que agravar la agonía de Cotel, pues su tónica actual es la ineficiencia, la incompetencia y la corrupción.
En atención a que es un servicio público que tiene entre sus usuarios a los habitantes de La Paz y de El Alto, es hora de que sus organizaciones representativas asuman la conducción de Cotel. Así se justificará plenamente su carácter de cooperativa de naturaleza social. Explícitamente, se trata de una propiedad de los usuarios y de nadie más.
Como quiera que los actos electorales han sido un desastre, al igual que el intervencionismo estatal, esta es la hora de que asuman su conducción organizaciones representativas de ambas ciudades. Para lo que tendrían que designar a un representante por cada una de ellas, para que conformen el directorio y que éste convoque a concursos de méritos para elegir a los funcionarios ejecutivos de la entidad.
Tales organizaciones existen, la cuestión es que asuman el compromiso de proteger un bien que les pertenece, preservando la administración de Cotel y la buena calidad de sus servicios.
Esas organizaciones son las federaciones de juntas vecinales de las dos ciudades, el Comité Cívico de La Paz, las organizaciones beneméritas del paceñismo, como son el Club de La Paz, Amigos de la Ciudad, el Círculo de la Unión y el Club Social 16 de Julio. Además, para darle al nuevo directorio un carácter plenamente representativo de todos los sectores sociales, deberá también participar la Central Obrera Departamental (COD).
Sin duda, será un compromiso y una responsabilidad de los que asuman estas instituciones. La necesidad de mantener Cotel en buen funcionamiento es imperativa. Y para demostrar que no se está yendo en procura de honorarios y prebendas, los representantes de aquellas organizaciones tendrían que prestar su aporte a titulo ad honorem o, a lo sumo, con una dieta por reunión asistida, cuyo monto no sea oneroso para la entidad.
Sólo con estos cambios de fondo se pueden salvar los servicios imprescindibles que presta Cotel. Sin que prevalezcan intereses subalternos o de índole política, sino únicamente cuidando la buena salud de una organización de servicio público de primer orden.
Lo que quedaría ahora es conocer los pronunciamientos de estas organizaciones y si son coincidentes con el planteamiento cívico que aquí se formula, emprender las tareas que correspondan realizar ante los poderes públicos y el personal de Cotel. Éste tendrá que comprender que será la mejor forma de proteger sus fuentes de trabajo.
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