Avances en tres décadas de democracia
Dos hechos han marcado a la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en las últimas semanas: cumplió 29 años, casi los mismos que la era democrática en el país, y logró por vez primera el Vicedecanato facultativo. Ambos casos proyectan a esta carrera a buscar su independencia como la próxima Facultad de Ciencias Políticas y Gestión Pública.
El hecho no deja de ser llamativo, cuando Bolivia está a punto de cumplir tres décadas de vida democrática ininterrumpida y esta carrera en particular ha tenido la labor de coadyuvar en el análisis de los procesos históricos que se han vivido en estos años con el aporte de los llamados “analistas”, que tienen la misión de orientar a la sociedad en temas de coyuntura y brindar proyecciones políticas en el marco de la democracia.
El vicedecano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Ramiro Bueno Saavedra, explicó que esta entidad se fundó en 1830 bajo el control de la ciencia jurídica y por ello antes los egresados salían con el título de derecho, ciencias sociales y políticas, cuando en el fondo los “doctores” sólo eran abogados.
Tuvo que pasar siglo y medio para que la carrera del politólogo se independice siguiendo el ejemplo de otras experiencias en Latinoamérica. La autoridad explica este proceso porque siempre hubo una subordinación de una carrera a otra, en términos cuantitativos y por la relación poblacional como sucede ahora donde de 14 mil estudiantes sólo 1.200 son “de políticas”.
Los avances señalados anteriormente “son parte de la conquista por la equidad institucional y ahora estamos en el proceso de crecer y conformar la Facultad de Ciencias Políticas y Gestión Pública, que es el anhelo y la demanda que tenemos para desarrollar y consolidar esta ciencia en Bolivia desde el ámbito académico”, señala.
Sobre la carrera, el director Diego Murillo contextualiza tres etapas históricas que coinciden con el proceso democrático boliviano.
“La carrera se funda un 21 de septiembre de 1983 con un diseño curricular y una formación marxista, que para la época era fundamental. En los años noventa se fue transformando y se comenzó a ver al politólogo más allá de su reflexión social, dándole competencias para afrontar las transformaciones y consolidar la democracia diseñando institucionalidad, en un rol más técnico. En la tercera década, la formación del politólogo prosigue la reflexión, pero va perfeccionando sus capacidades para diseñar instituciones, acompañando con gestión”, sostuvo.
Similar criterio expresó el docente Hugo Vega Plaza, quien agrega que el país vive ahora otro momento donde se visibiliza a los pueblos indígenas y es acá donde la malla curricular queda insuficiente. “Tenemos que adherirnos a este nuevo escenario y momento histórico. Es un Estado distinto al neoliberal o al del 52 y el docente debe estar preparado para asimilar este cambio”, dijo.
De esta carrera surgieron varios analistas que hoy copan los medios de comunicación durante los debates de opinión como Roger Cortés o Jimena Costa, quienes concuerdan con que el denominado proceso de cambio es histórico, pero que no está encaminado según sus raíces históricas, cayendo en una riesgosa etapa de judicialización y totalitarismo que es la antítesis de un Estado de derecho en democracia.
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