Ronald Arana, zaguero central

El infortunio lo hizo una de sus víctimas

“Arana debutó en Oriente Petrolero en 1997. Su solvencia y capacidad hicieron recordar a otro gran zaguero: Rolando Coímbra”

Así, como hubo jugadores que en su paso por el fútbol extranjero dejaron profunda huella, hubo otros que no alcanzaron el éxito que habrían esperado. Una serie de factores dieron lugar a que no lograran lo que otros sí pudieron hacer: carácter, firmeza, capacidad de adaptación a otro medio y, tal vez, lo más importante: encontrar una institución deportiva capaz de dar a los recién llegados el apoyo necesario para que se destaquen.

Tal vez, esto fue lo que faltó al zaguero central Ronald Arana, cuando se incorporó al Rosario Central argentino. Los “canallas” abrigaban la esperanza de encontrar en este jugador a uno de las mismas condiciones de Ronald Raldes, quien triunfó en el elenco auriazul.

Siendo muy joven, Arana debutó en Oriente Petrolero en 1997. Su solvencia y capacidad hicieron recordar al que probablemente sea el mejor zaguero central del fútbol cruceño de los últimos años: Rolando Coimbra.

Alto, de buen porte, fuerte, seguro y poseedor de un buen “timming”, Arana ilusionó pronto a los albiverdes, aunque por alguna razón nunca llegaba a cuajar del todo como un gran futbolista.

Por ello, los orientistas decidieron ceder a su joven promesa a The Strongest en 1999. El infortunio pareció ensañarse con el zaguero de entonces 22 años de edad, pues encontró a un club gualdinegro sacudido por la inestabilidad y los problemas económicos.

Sin embargo, ese equipo que permaneció en huelga durante 45 días, se coronó campeón del torneo Clausura de aquel año y subcampeón nacional con Arana en sus filas, quien en 2001, al fin, pudo dar una vuelta olímpica con Oriente Petrolero y una temporada más tarde, fue subcampeón nacional.

Se convirtió en las dos temporadas siguientes en el emblema de los refineros. Gran capitán y símbolo del equipo, siempre dio la cara en las buenas y en las malas, hasta que llegó la oferta de Rosario Central.

Otra vez, la mala suerte se hizo presa del defensor. El club rosarino era, y es, un polvorín a punto de volar por los aires. No existe una política coherente de manejo, sus dirigentes están enfrentados, algunos ni pueden verse y las acusaciones de la más grave corrupción son el pan nuestro de cada día.

Para colmo, el equipo no es capaz de levantar cabeza y dos años después del fugaz paso de Arana, sigue en la lucha por evitar el descenso de categoría.

Triunfar en ese club requiere una enorme fortaleza y mayor capacidad, que Raldes sí demostró tener, pero que Arana probablemente posea en menor medida, por lo que sin haber jugado un solo minuto en el primer plantel “canalla” –de hecho sólo jugó en la Tercera o reserva– debió emprender el retorno al país para no encontrar espacio en el Oriente Petrolero de toda su vida, por lo que durante el segundo semestre de aquel año debió jugar en La Paz Fútbol Club, cuyo arquitecto Sergio Apaza comenzaba a edificarlo.

Tampoco tuvo gran resonancia lo que hizo en filas azulgranas, por lo que regresó a un Oriente Petrolero que estaba acosado por otra severísima crisis dirigencial, que derivó en la salida de Mario Chávez Landívar de la presidencia en medio de un escándalo, denuncias, amenazas, insultos y hasta casi la intervención de todos los organismos regionales cruceños.

Arana fue una de las víctimas de aquellos despropósitos y debió emprender nuevamente el camino del exilio, aunque esta vez es Bolívar el club que lo tiene en sus filas. Un Bolívar que pese a estar ordenándose por dentro, aún no hace pie en el torneo Apertura.

 
Revistas
Publicidad
Portada de HOY

JPG (828 Kb)      |       PDF (440 Kb)



Cotizaciones
1 Dólar:6.96 Bs.
1 Euro:8.94 Bs.
1 UFV:1.78316 Bs.

Publicidad