María Colque,
vecina del Cementerio General de Mercedario
“Se escuchan ruidos y voces extrañas, pero una vez, ya habíamos apagado las luces, eran la 23:00 y escuchamos un bombo luego risas y finalmente música, se escuchaba fuerte; no aguantamos la curiosidad y salimos a la puerta para ver que era. Mi esposo, mis dos hijos -adolescentes- y yo nos quedamos quietos cuando a unos 300 metros estaban varias personas de blanco agrupadas en un sector, no se veía muy bien porque estaba muy oscuro pero todos coincidimos con lo que vimos, de pronto un grito muy agudo potente se escuchó del otro lado del cementerio lo que nos obligó a mirar hacia otro lado, cuando volvimos a ver ya no había nadie, entramos asustados y desde ese día nunca más salimos cuando anochece”.
Patricio Pacosillo,
vecino del Cementerio General de Mercedario
“Cierto día ya estaba anocheciendo, cerré mi tienda de flores y mis perros comenzaron a aullar, mire por la ventana del primer piso y vi un hombre que estaba entrando a la tienda, luego se escucharon varios ruidos fuertes abajo, corrí pensando que se me había olvidado cerrar las puertas cuando llegué el candado estaba puesto, cuando lo abrí y logré entrar todos mis baldes estaban en el suelo, el agua estaba derramada por todo el piso, nos asustamos porque no había manera racional de que suceda eso, si no había nadie en la habitación”.
Soldados del Regimiento Tarapacá
Cuatro uniformados aseguran que los puestos de vigilancia que colindan con el cementerio Héroes del Chaco Norte son rodeados de almas en pena, por lo que uno de ellos ya no se hace guardia.
“Aunque estamos de dos en dos, igual da miedo, a uno de mis camaradas que estaba por ese sector se le apareció un fantasma, él conto que se le acercó mucho, luego de ello se enfermó y estaba en sanidad durante una semana. Cuando hacemos guardias se escucha pasos en la tierra, gritos, aullidos y lamentos pero nunca se ve nada, aunque intentamos evitar mirar mucho hacia ese sector. Hasta los oficiales tienen miedo porque cuando vienen a hacer ronda –controlar la guardia- pasan en movilidades no vienen a pie, es por eso que en la garita de más allá ya no se hace guardia”, comentó uno de ellos mientras los otros ratificaban su versión.
Domingo Terán,
cuidador de la necrópolis de Santiago Primero.
“Al principio me asustaba, ahora ya no además camino con mis tres perros todo el tiempo, aunque sea de día ellos me siguen, de noche voy doy una vuelta y nunca vi nada, aunque cuando estoy durmiendo escucho que golpean mi puerta tres veces, fuerte; despierto y quiero volver a escuchas los golpes y ya no se oyen, hay que tener mucho valor para vivir aquí”.
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