• Quienes atienden estos casos aseguran que ahora las mujeres optan por acusar a sus agresores esperando que con esta denuncia no incremente el maltrato.
Mujeres de la urbe alteña denuncian, cada día, entre siete a nueve casos de violencia intrafamiliar, de los cuales el 70 % son físicos mientras que el restante son casos de violencia psicológica.
Por su parte, el responsable de psicología de la Organización no Gubernamental Gregoria Apaza, Jorge Paredes, aseguró que, actualmente, las mujeres en la ciudad de El Alto optaron por identificar y denunciar dichos hechos buscando ayuda para que la violencia no se repita.
“Ahora la mujer reflexiona e identifica la violencia psicológica que se está recibiendo al interior de su hogar, mientras que antes se tenía que llegar a los golpes, agresiones físicas mayores, para que la víctima logre llegar a las instancias correspondientes y denunciar el hecho solicitando ayuda sicológica”, explicó Paredes.
Según información del Centro Gregoria Apaza, la violencia en la pareja, cuando conforman una relación y logran crear un núcleo familiar, no aparece de pronto siendo un espiral de violencia que se genera desde la etapa de enamoramiento y puede concluir, incluso, con la muerte de la persona.
“Es una espiral que se inicia desde los insultos, jaloneos y golpes, los cuales pueden causar mucho daño físico acompañado del psicológico, pero no concluye ante la intervención de la familia, quienes por razones de construcción de sociedad prefieren que la mujer y los hijos continúen viviendo en violencia, para evitar una separación, antes que vivir en paz y que los hijos se desarrollen en una armonía favorable. En definitiva sabemos que la violencia al interior del hogar dañará la autoestima y la propia personalidad de los menores de esa familia”, recomendó.
Por otra parte, Paredes indicó que él personalmente atiende 15 casos al mes y que en dos de ellos las víctimas y denunciantes son hombres.
Según esta versión, en muchos de los casos denunciados las víctimas revelan el maltrato porque no quieren que sus hijos sufran esa violencia es por eso que surge la necesidad de pedir ayuda a extraños que puedan ayudarlos.
Asimismo, sostuvo que los hechos de violencia que se registran en familias de la ciudad de El Alto no necesariamente se ocasionan en el interior de los núcleos familiares de estratos sociales humildes o migrantes, sino en diferentes niveles de la sociedad.
“La violencia no discrimina ni raza, ni posición económica, es por eso que hemos atendido a diferentes personas de una diversidad de niveles económicos”, aclaró.
El especialista indicó también que la violencia psicológica en jóvenes y adolescentes llega a un 40 % y es calificada como de alto nivel, donde las mujeres que se encuentran conformando sus relaciones no formales con su pareja son quienes denuncian violencia psicológica, por las presiones y chantajes que reciben.
“Siempre nos comentan que los varones son quienes les echan en cara de que ellas no tiene nada, que son de lo peor y que deben aguantarse porque están viviendo en la casa de los papás del supuesto victimador y por eso buscan salir de esas agresiones antes de que llegue una violencia física mayor”, indicó.
En las atenciones efectuadas por el especialista del Centro Gregoria Apaza comento que se aplica un sistema de corte en psicología, el cual tiene una duración seis a 10 sesiones, donde se llega a identificar el problema y se establecer una solución.
“No efectuamos terapias permanentes haciendo que las víctimas lleguen a depender de nosotros o viceversa, porque a partir de identificar el problema son ellas las que deben elegir que camino tomar para evitar más violencia y en caso de mantener la relación deben solicitar un tratamiento en pareja, donde ellos logran modificar sus conductas y reconstruir sus propios conceptos para vivir sin violencia”, concluyó el psicólogo Paredes.
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