Un organismo internacional dedicado a evaluar el comportamiento de las naciones del mundo, ha hecho una calificación positiva acerca del desarrollo económico de Bolivia y, en forma optimista, señaló que la nota de riesgo-país ha mejorado y en ese sentido ha subido de B+ a BB. En efecto, la Fitch Rating expresó que Bolivia tiene una economía estable, mejores posibilidades de conseguir financiamiento en mejores condiciones y otros.
La mencionada calificación se basó en datos genéricos referidos a la macroeconomía del país y se basa en los siguientes aspectos: reducción de la deuda; crecimiento económico; incremento de las reservas internacionales; crecimiento de la bolivianización monetaria; sistema bancario saludable y régimen monetario estable, resultados que serían fruto de políticas macroeconómicas capaces de soportar efectos de origen interno y externo.
Esa política macroeconómica se proyectaría en la reducción de los riesgos de refinanciamiento a través del alargamiento de plazos que permitirían que el año 2014 la deuda pública caiga del 32 al 30 por ciento en relación con el PIB, posibilitando así mejores superávits fiscales y crecimiento económico.
Empero la información se limita a datos abstractos y no hace referencia a las causas de esos resultados, por lo cual es preciso hacer algunas observaciones con objeto de aclarar sus alcances y confirmar sus características.
En efecto, en primer lugar se observa que dicha empresa no indica cuál es el origen de su afirmación y no establece, ni mucho menos, que se debe principalmente a causas externas, como las altas cotizaciones de las materias primas que exporta Bolivia (minerales y gas, principalmente) y no a causas internas. Se trata, por tanto, de una información unilateral, ya que no hace la menor referencia a aspectos internos y el punto complementario que consiste en la situación de la microeconomía.
Las optimistas premisas en las que se fundamenta la citada calificación son, en realidad, resultado casi exclusivo del crecimiento monetario de las exportaciones de dos materias primas y, naturalmente, no toma en cuenta las características de la microeconomía que, como revelan diversos datos estadísticos, no tiene la misma tendencia positiva de crecimiento, sino más bien va en dirección contraria. Esos datos de la microeconomía son, entre otros, el notable problema del desempleo, alza de precios de los productos de consumo inmediato y mediato, bajos salarios, inseguridad jurídica que obliga al cierre de empresas minerales e industriales, caída de la producción y la productividad en las esferas de la economía agrícola y otros aspectos cuya omisión es obvia.
De otro lado, no se hace referencia a la abrupta caída del volumen de las exportaciones de algunos artículos agropecuarios, metales y minerales, vale decir sobre el descenso de la producción interna que inclusive, pese a los elevados precios internacionales, afecta al mercado de consumo interno que se ha visto obligado a abastecerse de alimentos básicos importados, extremo al que acudió el Gobierno con gastos de más de 500 millones de dólares en este año.
En todo caso, si bien los informes de origen extranjero muestran de manera optimista, aunque incompleta, datos sobre la economía nacional, no analizan sus causas y efectos y, es más, no toman en cuenta la situación de la microeconomía, que es la que en verdad interesa al pueblo boliviano.
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