Las bellezas y la política

Después de asistir a la Procesión del Señor de los Milagros en las vecindades del templo de la Merced, en recuerdo de la prodigiosa advocación peruana, mi devota comadre y su pecador compadre regresamos a mi casa para conocer las principales noticias dominicales.

Prefiero escuchar las noticias del país cómodamente sentado en un diván para evitar caerme sentado al hacerlo de pie, porque lo que sucede es cada vez más alarmante, pero aquel mediodía superó mi expectativa, pues vi reaparecer a la cholita cochabambina con las trenzas desatadas y vistiendo un traje de baño.

Víctima de un soponcio me derrumbé en el diván y cuando recobré el sentido apenas pude preguntar a mi pariente espiritual qué se proponía al presentarse con tanta desfachatez ante su respetable compadre.

Con una mano en la cintura me dijo con coquetería: “quiero ser admitida en Las Magníficas y luego candidatear a Gobernadora de La Paz o de Cochabamba...”, entregándome un metro para medir sus dimensiones anatómicas.

Apoyado en mi bastón y temblando de emoción le dije que yo no lo haría, porque podría morir en el intento a causa de un ataque cardiaco, pero ella insistió en su pedido, aduciendo entre dientes “que había llegado la hora de la irrupción de las guapas bolivianas en nuestra política, pues las mujeres que lo habían hecho y ocupaban altos cargos eran -según ella- poco sexys...”, atreviéndose a decirme los nombres de algunas ministras y parlamentarias de alto rango.

Tambaleando y sin perder el juicio le fui comunicando a la ex – cholita y futura Gobernadora sus dimensiones anatómicas, coincidiendo en que ella estaba “bien nomás, aunque las medidas de sus caderas sobrepasan la clásica de 90 centímetros”.

Cumplida la difícil tarea que ella me ordenó ejecutar, convinimos en que mi comadre Macacha debería realizar una dieta adelgazante y ejercicios musculares para ponerse en línea, aunque lo hizo a regañadientes porque su marido ya finado (Q.E.P.D.) le había dicho alguna vez que él las prefería gordas, saludables y felices, criterio al que me adherí respetuosamente.

Luego conversamos un poco acerca de la decisión del presidente Evo de proclamar a una belleza beniana como su candidata a Gobernadora del Beni en las próximas elecciones, criterio con el cual estaría de acuerdo su ministro de la Presidencia, el señor Juan Ramón Quintana.

Mi comadre de Quillacollo me preguntó acerca de mi parecer sobre tal asunto y sólo me atreví a decirle que la belleza beniana seguramente triunfará frente a sus adversarios varones, algunos gordos, otros flacos, pero todos feos frente a la candidata del Movimiento Al Socialismo.

Mi comadre inteligente me dijo estar convencida de ganar un cargo de Gobernadora siempre que pueda convertirse en una belleza de 90 – 60 – 90 para así contribuir a que la política sea algo más limpia y virtuosa.