EL PAÍS.- Cerca de 75 millones de niñas en el mundo no van al colegio. Cada tres segundos, una es obligada a casarse. El 90% de los menores que trabajan en el servicio doméstico son niñas de 12 a 17 años. El 50% de las agresiones sexuales las sufren niñas menores de 16 años. Unos dos millones de niñas sufren la mutilación de sus genitales cada año. Reducir estas cifras es uno de los objetivos del Día Internacional de la Niña, que se estableció ayer por primera vez, después de que la Asamblea General de la ONU declarara el 11 de octubre como la fecha señalada para difundir y luchar contra los problemas excepcionales que sufren las menores en todo el mundo.
Para el primer día, la ONU ha querido centrarse este año en el matrimonio en la infancia, un problema que ha sufrido una de cada tres mujeres que hoy tienen entre 20 y 24 años, aproximadamente unos 70 millones. Según cifras de Unicef, casi 400 millones de mujeres se casaron cuando eran niñas; de estas, más de 23 millones lo hicieron antes de cumplir los 15.
Unicef insiste en que el matrimonio infantil supone “una violación de los derechos humanos fundamentales que afecta a todos los aspectos de la vida de una niña”. Y la ONU recuerda que las bodas tempranas interrumpen la educación de las menores, limitan sus oportunidades, aumentan el riesgo de violencia y abuso, ponen en peligro su salud y, por lo tanto, constituyen un obstáculo para la consecución de casi todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el desarrollo saludable de las comunidades.
Además, el matrimonio en la infancia causa embarazos tempranos y no deseados, y supone riesgos que amenazan la vida de las niñas. En los países en desarrollo, el 90% de las madres adolescentes de 15 a 19 años están casadas, y las complicaciones relacionadas con el embarazo son la principal causa de muerte de las jóvenes de este grupo de edad. Pero no son solo en esos países. En España en 2011, según el Instituto Nacional de Estadística, hubo 153 matrimonios de niñas de menos de 18 años. De ellas, 19 tenía menos de 15.
Las niñas con bajos niveles de escolaridad tienen más probabilidades de contraer matrimonio a una edad temprana y se ha demostrado que el matrimonio en la infancia prácticamente significa el fin de la educación de las niñas. Por el contrario, las niñas que han recibido una educación secundaria tienen hasta seis veces menos probabilidades de casarse en la infancia, lo que hace de la educación una de las mejores estrategias para proteger a las niñas y combatir el matrimonio en la infancia.