Punto aparte
Instituciones sociales de La Paz, El Alto y Viacha deben asumir el Control administrativo de Cotel (Cooperativa de Teléfonos Automáticos La Paz), ante el descontento que ha surgido de parte de grupos de socios preocupados por la inminencia de una quiebra total de la entidad.
En este momento, corresponde actuar con prontitud, de manera de evitar que se agraven los conflictos internos, como es ya la existencia de una huelga de hambre de trabajadores, por no habérseles pagado sueldos de septiembre.
Los socios que se han movilizado para encontrar una solución a la aguda crisis que confronta Cotel, con deudas, embargos y amenazas de anotación preventiva de sus bienes, tendrían que conciliar ideas por la conveniencia de no seguir los trillados caminos de elecciones e intervenciones del Ministerio de Trabajo, porque en los últimos 20 años sólo han servido para hacerle perder su patrimonio, realizar operaciones dolosas e imprimir una pésima conducción administrativa.
Esta vez debe dirigirse la mirada a otra posibilidad, que sea de carácter institucional, como implicaría hacer que organizaciones representativas del paceñismo tomen de inmediato el control de Cotel, antes de que sea tarde y la leche se derrame.
Como había planteado en mi columna anterior, esas instituciones tendrían que ser las federaciones de juntas vecinales de La Paz, El Alto y Viacha, más organizaciones sociales de reconocida trayectoria de servicio cívico y social, como son Amigos de la Ciudad, Club de La Paz, Círculo de la Unión y Club Social 16 de Julio. Por último, para completar la representatividad de la totalidad de los socios, que participe igualmente la COD (Central Obrera Departamental).
Cada una de estas instituciones, con personalidad jurídica reconocida, puede acreditar un delegado que integre el directorio ad hoc a formarse y que éste convoque a concurso de méritos para designar al personal ejecutivo de Cotel, pero esta vez sin facultades de tomar decisiones que no sean consensuadas con el directorio.
Con una representación de tal nivel y dada la emergencia, una de las primeras tareas que habría que emprender es que, por un tiempo determinado, la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones levante la actual intervención que impuso a las cuentas bancarias de Cotel.
De esta forma, se podrían regularizar rápidamente los pagos de sueldos y de otras obligaciones perentorias que debe tener la Cooperativa con empresas que ofrecen sus servicios de Cable y de Internet.
Una nueva intervención del Ministerio de Trabajo no resolvería los problemas económicos, sociales y de servicios. Experiencias pasadas de este orden no han hecho más que precipitar mayores desventuras a Cotel. Asimismo, en estas circunstancias, pedir una elección de directivos tampoco es la solución, porque la gente inescrupulosa que rodea a la institución no deja de darse modos para retomar su administración como botín propio.
Sin duda, a las instituciones sociales mencionadas les costará dar este paso, para colaborar al salvamento de Cotel, porque saldrían del marco de las actividades a las que están consagradas.
Empero, como resultado de una emergencia que atinge a cada hogar paceño que cuenta con una línea fija de teléfono, por esta vez tendrían que hacer la excepción y aportar a una necesidad cívica de urgencia. Además, se les presenta la oportunidad de prestar un servicio cívico que, sin duda, merecerá el reconocimiento público.
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