Una de maestros, talentosos y extraordinarios
Desde que por primera vez se jugó un partido de fútbol surgió la polémica: ¿Quién era mejor? Y nada más complicado que tratar de elegir a los mejores entre tantos talentosos. En el mundo la discusión está servida: Maradona, Pelé, Di Stéfano, Cruyff, Garrincha, etc. En Bolivia no podía ser menos: Etcheverry, Ugarte, Chichi Romero, Messa, etc. Por un lado están los que elogian y, por otro, los que critican. Están los que vieron al mejor de todos, al Maestro Ugarte y quienes con menos edad, se quedan con Etcheverry que es el mejor referente que tienen porque la epopeya del 94 así lo marca. Dentro de algunos años aparecerán otros jugadores y pasarán a formar parte de la frase tan famosa en boca de los nostálgicos hinchas del fútbol. “Jugadores eran los de antes.”
LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS
Sin duda en el curso de este tiempo hay poco por discutir. Un espacio de genialidad fue escrito en páginas brillantes, de jornadas inolvidables, de goles impresionantes por Marco Etcheverry, quien por culpa de una lesión en la rodilla no pudo jugar en el fútbol más competitivo de Europa. Fue el mejor enganche boliviano de las tres últimas décadas. Su juego fue paseado por equipos de primer nivel, y obviamente, por la selección nacional. Disfrutaron de sus mejores jugadas equipos de primera línea internacional como el Colo Colo, el América de Cali, el D.C. United, el español Albacete, entre otros. En Bolivia lo descubrió el inolvidable Rolando Aguilera quien lo llevó a la Academia pasando en forma posterior a Destroyers, de la mano de un ojeador notable del fútbol, el peruano Moisés Barack. En forma posterior pasó al Bolívar y de allí a la consagración definitiva.
HIZO LLORAR A BRASIL
Los grandes jugadores tienen una predestinación para entrar en la historia y en el caso de Etcheverry, se dio en el cotejo de las eliminatorias del Mundial de los Estados Unidos. Fue contra Brasil, hasta las circunstancias se dieron para que hiciera historia de la grande, Erwin Sánchez falló un penal en los minutos finales del partido y cuando la amargura y la desesperación se apoderaba de los hinchas nacionales, apareció agigantada la figura de “El diablo” en el momento preciso, haciendo la jugada de su vida, la que inmortalizaron las imágenes, la que provocó la caída por primera vez en las eliminatorias de los brasileños, que durante 40 años se habían mantenido invictos, la jugada que después provocaría todo el revuelo del tema de la altura, en suma, fue su jugada, la que estaba escrita en los libros del destino.
EL MAESTRO
El linaje futbolero en Bolivia tiene larga data. Como quedó anotado hay muchos nombres por elegir, pero en lo que no hay ninguna duda es que el mejor jugador de todos los tiempos en Bolivia fue Víctor Agustín Ugarte, apodado (no por nada) “El Maestro”. De él se cuentan hazañas futbolísticas impresionantes y quienes lo vieron jugar sólo tienen loas y alabanzas para saludar sus actuaciones.
Cuando para los jugadores nacionales salir al fútbol del exterior era poco menos que imposible, Ugarte fue contratado por San Lorenzo de la Argentina, cuando este equipo era el eterno candidato al título; también prestó servicios en el Caldas de Colombia y fue figura central de la obtención del único título que Bolivia tiene en su historia: Campeón Sudamericano en 1963. La prensa argentina (para que no se diga que somos parciales), elogió sus actuaciones y lo comparó con jugadores de ese país, como el “Charro” Moreno, a quien algunos lo consideran mejor que Diego Maradona. Es indiscutible, más pasa el tiempo y aúnse hablará del “Maestro”.
Algunos peldaños más abajo, pero también con una enorme categoría están jugadores como Julio César Baldivieso, Francisco Takeo, que le faltaba estatura pero le sobraba inteligencia para jugar al fútbol; Ramiro Castillo, y una larga lista de jugadores de primera que se pusieron el emblemático 10 y han regado con su talento las canchas de nuestro país. Siempre quedará el mejor recuerdo para ellos.
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