OPINIÓN
Más de una oportunidad usted se habrá preguntado de qué sirven los partidos amistosos que suelen disputar las selecciones cada oportunidad que pueden. Lo que generalmente se piensa es que en caso de las grandes del mundo como Alemania, Italia, España, Francia, Brasil, Argentina y todas las demás, el caché les puede interesar, es decir que por ahí lo económico mueve a los directivos de las distintas federaciones a cerrar contratos y disputar este tipo de encuentros para que las estrellas que las componen muevan gran interés e los aficionados y éstos abarroten estadios. En algún momento esto es innegable, el dinero mueve montañas y varios partidos se cerraron solo por cuestiones de negocios.
Pero dejemos hablar del vil dinero que no compra la felicidad, pero pucha que tranquiliza, y hablemos del aspecto deportivo.
En todas las fechas FIFA desde hace un par de años atrás participaron todas las selecciones de Sudamérica no sólo en sus canchas, también en el exterior, inclusive Europa. Todas claro, menos Bolivia, que logró con grandes inconvenientes cerrar partidos en el llano frente a selecciones de muy poco peso. Más allá del tema de la altura y el poco o mucho beneficio que se le pueda sacar en el estadio Hernando Siles, ningún D.T pudo probar un equipo en competencia oficial.
De a poco vamos entrando en tema. Sutilmente lo estoy llevando al escenario donde le pido por favor analicemos nuestras necesidades. Renegamos mucho con las pobres producciones que se presentan en el gigante de Miraflores, siempre dejándonos con sabor a poco o a nada, los signos de interrogación son bastantes después de cada partido oficial ¿Porqué entró tal y lo sentó a cuál?, ¿Se olvidó que lo convocó a Perico que siempre lo mete a de los palotes?
Los suspiros de los que tienen que dar explicaciones sobran el momento que, a paso cansino, se dirigen a la sala de conferencias, las miradas hacia abajo y el blindaje, tranquilidad y lucidez para no dejarse sorprender por algún periodista vivo que no pregunta obviedades.
Evidentemente hay mucha diferencia entre los jugadores que se convocan de acuerdo a lo que el cuerpo técnico supone pueden rendir, lo que rinden en entrenamientos y lo que aportan en definitiva en el partido mismo. Hay divorcios fregados, hay bajas en rendimientos que asombran, hay nervios que traicionan demasiado, hay presiones que algunos no pueden manejar, hay miedos escénicos que perturban, todo esto lo supongo, ya que tanta diferencia en la forma de jugar en primeros y segundos tiempos creo que encuentran explicación en estos temillas. Y es donde aparecen en escena los “AMISTOSOS” y su importancia. Sirven justamente para ir probando y sobre todo acercando o alejando la idea que tienen los alineadores con las reales capacidades de cada jugador que tienen en carpeta, acertarán o desecharán opciones, pero con la antelación necesaria para que las decisiones acertadas se luzcan en el partido de verdad.
En el caso de Bolivia esto no sucede, no tiene partidos amistosos, no les queda otra que probar y apostar todo en cada presentación oficial por eliminatoria donde, hasta el momento, las decepciones superan las gratas sorpresas y los ajustes obligatoriamente se realizan sobre la marcha. De esta manera el porcentaje de equivocaciones aumenta y los sopapos continúan. Veamos los cambios para hoy… esperando que los muchachos jueguen a la altura de sus antecedentes.
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