Un martes que pudo ser viernes

Cuando se hable de una fiesta deportiva se puede poner como ejemplo lo vivido ayer en el estadio Hernando Siles. Como aquellas tardes de 1993 cuando Xabier Azkargorta dirigió por primera vez a la selección nacional, la afición recordó los cánticos y las barras para alentar a Bolivia. Los jugadores en la cancha respondieron jugando bien ante un combinado uruguayo que, a pesar de no dominar las acciones se plantó bien y nunca bajó los bazos.

LAS TRIBUNAS

Bolivia ganaba el primer tiempo por 2 a 0, en las graderías del Siles la hinchada verde comenzó a gritar el histórico Bobobo, li lili, viaviavia, y a una sola voz se escuchaba el Viva Bolivia. Pero no sólo eso, como en 1993 reapareció la ola mexicana que dio más de cinco vueltas alrededor del estadio.

El olé olé también se hizo sentir cuando los jugadores de la verde tocaban el esférico, la gente disfrutaba de las triangulaciones y pases seguidos que Uruguay no podía cortar.

EL EQUIPO

Comenzando por atrás, Sergio Galarza le dio la seguridad que necesitaba el equipo en el arco, los tres hombres en la defensa lograban bloquear a los delanteros contrarios y salían jugando desde su área. En el mediocampo Alejandro Chumacero lograba hacer buena dupla con Rudy Cardozo mientras que Gualberto Mojica ordenaba bien ese sector y Pedro Azogue marcaba bien a los rivales a pesar de su nerviosismo. Por las bandas el más destacado fue Marvin Bejarano, incansable, veloz y luchador, gestor de varias jugadas de peligro para Bolivia, y adelante Marcelo Martins supo llevarse la marca contraria para dar paso a Carlos Saucedo que anotó tres de los cuatro goles bolivianos.

URUGUAY

Muchos pensaron en encontrarse con una selección uruguaya dedicada exclusivamente a la marca, lenta y afectada psicológicamente por el fantasma de la altura, pero no fue así. Sin tres de sus figuras se plantó bien, se mantenía ordenado, y tenía en Diego Forlán, Luis Suárez y Edinson Cavani tres hombres que cuando tomaban el balón creaban peligro en el arco de Galarza.