Emisión de $us 500 millones en bonos cuenta con respaldo

La compañía de servicios financieros, Standard & Poor’s, ratificó ayer la calificación de la deuda soberana de Bolivia en “BB-/B”, con un panorama estable. La certificación ocurre en momentos en que el Estado planea emitir títulos de deuda pública (bonos) por 500 millones de dólares con vencimiento en 2022.

“La perspectiva se mantiene estable, reflejando nuestra expectativa de que Bolivia seguirá con políticas fiscales y monetarias cautelosas en los próximos años, independientemente del alto nivel de inquietud política”, aseguró la compañía en un comunicado publicado por BBC Mundo.

Un título de deuda pública (bono) es una deuda que un Estado contrae con un inversor. Se encuentra dentro de las posibles inversiones en renta fija. El inversor puede esperar el vencimiento del mismo y cobrar lo invertido más los intereses, o revender el título, en cuyo caso su ganancia dependerá del precio obtenido por el tiempo transcurrido y el tipo de interés de mercado.

Según información del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, la mejora en materia de endeudamiento que logró el país, redujo los riesgos de refinanciamiento a través del alargamiento de plazos y la contratación de deuda en moneda nacional a bajas tasas de interés, permitiendo reducir la deuda pública a 32% respecto del PIB en 2011.

Se tomó en cuenta el nivel de reservas internacionales que cubren el 50% del Producto Interno Bruto y 14 meses de pagos de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, demostrando la solidez de las cuentas externas de la economía nacional ante cualquier shock interno o externo.

Según el diario argentino El Clarín, la última vez que Bolivia emitió títulos de deuda pública fue en los años 20.

De acuerdo con el diario The Wall Street Journal, el gobierno de Bolivia contrató a Bank of America y a Goldman Sachs para que esta semana organicen reuniones con potenciales inversores.

El diario norteamericano afirma que Bolivia está buscando financiamiento desde que en 2006 la nacionalización del petróleo y del gas ahuyentó a los inversores, especialmente en el sector energético. Pero las bajas tasas que se pagan en el mundo desarrollado hace que los inversores se interesen cada vez más por los países emergentes.