OPINIÓN
Sigo desmenuzando de a poco lo que sucedió en el Siles frente a Uruguay, con paciencia y plasmando las postales que me quedaron de esa tarde que muchos nos resignamos a colocarla en la repisa de los recuerdos, seguramente la desempolvaremos en marzo cuando comiencen nuevamente las especulaciones antes de viajar a Barranquilla, donde nos esperará la selección de Colombia.
Siempre me muevo con tiempos bien personales, no estoy a la expectativa de regirme o dejarme llevar por lo que impone la coyuntura, si lo hiciera no tendría la posibilidad de seguir escribiendo sobre la selección cuando todo el mundo habla del clásico, no está para nada mal que lo hagan, inclusive alguno criticará que yo continúe, K’onana como siempre, analizando lo del martes, pero tengo que ser consecuente. Eternamente hemos insistido, y hasta algún momento presionado, para que los temas importantes se conversen, analicen, debatan y desmenucen, que no nos dejemos presionar por niveles de rating en radios y canales o en la exposición de temitas de moda que se explotan un par de días y luego pasan a ser inservibles o desechables.
Intento una vez más que la vorágine informativa y la gran dinámica que nos mueve en el periodismo no me empuje a donde le dé la gana, en este tema es donde permanentemente intentamos marcar la diferencia, no por consigna, sino por convencimiento. En plena movida de selección le dedicamos este espacio al Comité Olímpico Boliviano, en plena movida de la liga fue protagonista el Sudamericano de Clubes campeones en Voley de Chile y cosas por el estilo. Hoy no es la excepción; en pleno movimiento de clásico paceño seguimos hablando del gran partido de los nuestros frente a los charrúas. Mucha tinta se invirtió, y de justa manera, en Carlos Saucedo, muy poco se habló del “resto” no me parece que esto haya sido equilibrado, personalmente pienso que hubo un grupo que sin egoísmos trabajó para que el “equipo” se luciera, aparte de ser funcional fue efectivo, práctico, vistoso, explosivo y despierto.
El monito Galarza sacó tres pelotas en momentos cruciales que fueron im-pre-sio-nan-tes.
La tripleta de Zenteno, Raldes y el Matraca Gutierrez estuvo a la altura, Marvin Bejarano se ganó cada aplauso que recibió durante todo el encuentro por el esfuerzo, la garra y la entrega que puso. El cachorro Azogue en ningún momento demostró que es un chiquilín, el aplomo lo expuso como un experimentado. Las ganas y velocidad que imprime Mojica junto a Chumacero complican a cualquiera, aparte los dos estaban tan distendidos que le metieron tacos, pases al vacío que agigantaron el espectáculo. Lo de Martins es para valorar de sobremanera y la próxima vez que juegue en el Siles le propongo que lo siga y se dará cuenta que hay que ser muy compañero para hacer lo que hace, como corre, se mueve, molesta, arrastra marca para abrir espacios a sus compañeros y esto supone un gran despliegue físico.
En fin, no me quería quedar con las ganas de escribir lo que seguramente ya se dijo, pero hubiera sido desde nuestro punto de vista, imperdonable, que nosotros no lo hagamos.
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