Infobae.- Las delirantes exigencias de la guerrilla pusieron en evidencia que alcanzar la paz será arduo. Las partes realizarán un encuentro preparatorio el 5 de noviembre.
En esa agenda de seis apartados, el primer asunto por tratar será la “política de desarrollo agrario integral”, una de las cuestiones más controvertidas en un país en el que muchos campesinos han sido despojados de sus tierras.
El siguiente punto del sumario es el de la “participación política” de los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que son unos 8.500, en caso de que se alcanzase la paz.
Tal y como establecieron en el acuerdo de agosto, hay algunos temas que se dejarán de lado hasta el “fin del conflicto”. Pero de firmarse finalmente un acuerdo de paz, las partes contemplan la “reincorporación de las FARC-EP a la vida civil –en lo económico, lo social y lo político-, de acuerdo con sus intereses”, mientras que “el Gobierno nacional coordinará la revisión de la situación de las personas privadas, procesadas o condenadas, por pertenecer o colaborar con las FARC-EP”.
El compromiso al que quieren llegar las dos partes es el de establecer un “proceso integral y simultáneo” que establezca el “cese el fuego y de hostilidades bilateral y definitivo”. Esto era algo que las FARC querían desde el comienzo de las conversaciones, pero el presidente Juan Manuel Santos estableció que hasta que no se firme un acuerdo de paz, las fuerzas de seguridad no suspenderán sus operaciones militares.