La Paz, ciudad-capital, es síntesis de trabajo y energía de un departamento que todo lo da por la Patria. Fundada por el capitán Alonso de Mendoza el 20 de octubre de 1548, tiene en su escudo un sabio mensaje: “Los discordes en concordia en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”.
En esta tierra de cóndores el cacique Túpac Katari dio a su raza rebeldía y sacrificio. Aquí el protomártir Pedro Domingo Murillo fue llevado al cadalso por retar a las fuerzas realistas de Goyeneche y proclamar no sólo la libertad del Alto Perú, sino también de América con su grito: “Yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la apagará, ¡viva la libertad!”, hecho histórico que algunos grupos políticos pretenden desconocer.
Desde las luchas independentistas hasta las jornadas del 9 de Abril de 1952 y las que dieron lugar al establecimiento de la democracia, la ciudad de La Paz tiene blasones forjados con el sello indeleble de amor por la Patria. En su fragua se funden todas las energías dispersas de la nación y no hay boliviano que en su seno no disfrute de oportunidades para progresar sin discriminación. Todo lo que tiene nuestra ciudad-capital se lo debe a sus propios hijos, sean citadinos o provincianos. Este jirón patrio es piedra angular de los más caros sentimientos de bolivianidad.
Postergadas sus ansias de progreso y bienestar por los gobiernos de turno, pese a ser sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo, fue necesario forjar una conciencia cívica para reclamar sus derechos y con ese afán el patricio paceño Jorge Carrasco Villalobos puso en escena el Comité Pro La Paz, institución que estableció una agenda por las reivindicaciones de nuestra ciudad-capital y del departamento, hasta motivar cambios en las gestiones municipales para que La Paz gradualmente se transforme de aldea grande en urbe moderna. Justo es reconocer que en esa lucha estuvieron ciudadanos como Julio Zuazo Cuenca, Alfonso Gosálvez, Jaime Tapia Alipaz, Luis Canedo Reyes, José Luis Portocarrero, Alfredo Franco Guachalla y Enrique Pacheco.
Desde la gestión del ciudadano Juan del Granado hasta la actual, junto a otros paceños comprometidos con su pueblo y que forman el Concejo Municipal, se ha percibido que el poder municipal está al servicio de la Paceñidad, por encima de compromisos políticos e intereses personales. La actual gestión edilicia conduce al gobierno local por el camino de las aspiraciones paceñas y es de esperar que esta dinámica no sea obstruida por presiones externas e intolerantes.
A partir de una gestión municipal eficiente, se nota un cambio bajo el enfoque planificado de tres elementos principales: el ordenamiento territorial apropiado a las características de los macro distritos, la mejor calidad de vida de la comunidad y, particularmente, un proceso técnico-administrativo más abierto y más flexible ante las limitaciones y dificultades económicas de la población.
Hasta hace poco se pensaba que toda transformación y progreso de la ciudad radicaba exclusivamente en el indicador técnico, pero ahora, bajo parámetros sociológicos, se tiene clara evidencia de que el desarrollo humano debe tener el mismo carácter emergente y formar parte de una consistente metodología operativa.
De la misma manera, tanto el Concejo como el Ejecutivo municipal concilian actividades para adherir a esta estrategia el importante componente de la productividad y la competitividad mediante la “Incubadora de Empresas”, con el objetivo de crear emprendedores industriales y comerciales, generar empleo y hacer que la ciudad de La Paz sea económicamente fuerte en sus estratos ciudadanos y así fortalecer las estructuras productivas del país.
Otros beneficios para la población son: la normativa para regularizar construcciones fuera de norma; ley para regularizar deudas tributarias en mora con la condonación de multas e intereses; reconfiguración de decenas de “Barrios de Verdad” en diferentes zonas; operativos para prevenir desastres naturales en época de lluvias; dotación gratuita de certificados catastrales; pago de impuestos en cuotas mensuales; anuncio de obras civiles y ornamentales, instalación de un sistema intermodal de transporte urbano, y obras a las que les haremos seguimiento para que se cumplan los compromisos contraídos.
La Paceñidad desea una gestión “sin golpes municipales” inspirados en mezquinos intereses políticos, y más bien concejales y ejecutivos que aporten ideas creativas y de posible aplicación a favor de nuestra ciudad-capital.
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