Los cuestionamientos al Censo

Existen muy serios cuestionamientos a la realización del Censo de Población y Vivienda, que está proyectado para el 21 de noviembre venidero. Hasta ahora, las autoridades del Instituto Nacional de Estadística (INE) han hecho caso omiso a los reparos que fueron planteados de forma insistente, con lo que estaría demostrando que al ir adelante incurre en acto de imposición y no de consenso como debe ser.

Las observaciones son de carácter técnico y social. La Carrera de Estadística de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) emitió una declaración sosteniendo que la actualización cartográfica se efectuó de forma parcial en algunos departamentos, como Pando y Beni, y en la ciudad de El Alto; por no prever la migración de pobladores urbanos a sus regiones de origen. Al considerar que estos aspectos tienen que ser ajustados debidamente, se planteó “dar mayor tiempo a la planificación del Censo para lograr buenos resultados”.

También por omisiones en la cartografía del departamento de Oruro, sus instituciones cívicas y sociales anunciaron boicotear el Censo, porque se le estaría cercenando su territorio.

Los cuestionamientos sociales son de tanta o mayor envergadura que los anteriores. El INE pretende ignorar al mayor conglomerado poblacional que tiene el país, al no reconocer en la boleta censal la existencia del mestizaje. De igual manera, se propone desconocer el credo religioso de la mayor parte de los bolivianos, al no incluir una pregunta sobre esta cuestión esencial para toda sociedad organizada.

El caso de la cartografía incompleta, que se intenta aplicar, dará también lugar a que muchas nuevas viviendas no sean censadas. A propósito, la Carrera de Estadística de la UMSA expone en su declaración que “la actualización cartográfica permite mínimamente el recuento de viviendas y con ello la conformación de segmentos censales que luego serán asignados a cada uno de los empadronadores”.

A modo de ejemplo, indica que en el caso de una ciudad, en un determinado predio donde antes era una sola vivienda el año 2001, hoy después de once años puede haberse convertido en un edificio multifamiliar. Aduce, además, que si no se actualiza en forma total la cartografía, ¿cómo se distribuirá la carga de trabajo a cada empadronador, si no se sabe cuántas viviendas hay ahora en ese lugar?

Acerca de la migración masiva para ser empadronados en sus lugares de origen, determinará que la “foto” que tome el Censo no será real, puesto que los resultados carecerán de veracidad. En este sentido, desvirtuará la realidad nacional acerca de la estructura distribucional de la población a nivel regional y local.

El objetivo de las autoridades del INE y obviamente del gobierno, al no admitir la existencia del mestizaje, es hacer aparecer a Bolivia como un país étnicamente indígena y nada más. Pero, en el plano sociológico, esta tentativa es mucho más grave, porque desnaturaliza completamente la composición social de Bolivia.

Tal intencionalidad ficticia la confirmó el vicepresidente García Linera, al decir en discurso reciente que los pueblos indígenas son hoy el “sector hegemónico y conducente del proceso estatal”. Habrá que recordarle que el Censo de 2001 estableció que los indígenas eran el 37% de la población nacional. Con la migración campo-ciudad, es posible que se haya reducido a menos del 30%. Para ser hegemónicos, tienen que ser mayoritarios.

Frente a una situación tan irreal, surge otra que virtualmente divide el país, pues abre las puertas para que los mestizos adopten su propia nacionalidad. Así, tendrían todo el derecho de reintegrar el territorio republicano, no admitiendo la existencia de las 36 naciones instituidas en términos factuales; pues sólo son territorios indígenas.

Al pretender rechazarse, igualmente, la composición numérica de las religiones, la pretensión es reafirmar a Bolivia como nación laica, desconociendo que cuando se declaraba católica, jamás hubo, de parte de ésta, discriminación y menos represión contra otras iglesias.

Cuidado con las sorpresas el día del Censo. Eso de admitir que se es “ninguno” significa mucho en lo personal y en lo cívico.