La noticia de perfil
El viernes de la semana que pasó, mi corazón latía con un ritmo raro y tuve que preguntarle si sucedía algo especial para llamar a mi cardiólogo de cabecera, el Dr. Luis Otero, para que revisara sus peculiares latidos, pero en ese instante recordé que estábamos en vísperas del 20 de Octubre, día que recordaríamos el 464 aniversario de la Fundación de La Paz.
Llamé a mi imilla nacida en Alalaypata y que hoy se hace llamar “la Winonna”, igual que una célebre artista cinematográfica nacida en Australia, para preguntarle cuándo se había fundado la ciudad de La Paz y me respondió que ella era muy joven para saberlo y que se lo preguntara a mi comadre Macacha, que era una chola cochabambina que todo lo sabía.
En efecto, al poco tiempo llegó a mi casa mi pariente espiritual, a quien le espeté mi histórica pregunta.
Ella no supo responderme y para disimular me dijo con aplomo: primero instalaremos la sesión y luego procederemos a tratar el segundo punto del Orden del día que dice “Lectura de Correspondencia”.
Entre numerosas cartas de solicitud de préstamos que recibió y cartas de muchos admiradores que le pedían que me abandonara por ser yo un achachi antipático que sólo quería su dinero, dio lectura a una invitación del Directorio del naiclú “Malena”, suscrita por mis amigos yatiris para una sesión de honor, seguida de baile en honor al Paceño Desconocido.
Ya con esa información la cholita nacida en Quillacollo me dijo con seguridad que estábamos en vísperas de recordar un nuevo aniversario de la Fundación de La Paz y que gustosa me conduciría a la ciudad de El Alto en mi motocicleta Harley Davidson y me invitaría una botella de champaña (champú para nosotros los cholos) siempre que yo le demostrara ser paceño y no cochabambino, como ella siempre sostuvo.
La solemne sesión de honor tuvo intervenciones interesantes, como la del yatiri Huayruru, sobre todo cuando dijo que el monumento al Paceño Desconocido se justificaba porque el actual parecía haber perdido su rebeldía de siglos anteriores, cuando logró para nuestra ciudad el glorioso título de “La Paz, cuna de la Libertad y tumba de tiranos”, porque los paceños actuales soportamos estoica y resignadamente humillaciones diarias, ya que son cerradas nuestras calles, avenidas y también caminos quedan en manos de mineros, campesinos, sindicatos agrarios y otros grupos. El paceño actual vive indiferente a todo. El paceño actual es el Paceño Desconocido.
Aplaudí a mi amigo yatiri, aunque sentí mucha tristeza.
Ya en plena fiesta bailable, mi comadre cochabambina me pidió que le aclarase mi paceñidad y le mostré mi cédula de identidad, prueba irrefutable que le produjo risas, recordándome que en mis momentos cariñositos le repetí muchas veces en sus dos orejas aquellas estrofas que dicen: “cochalita de mi vida, chuncuy chunquituy...”, que confirman mi condición de “Paceño Desconocido”.
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