Las gasolineras se han convertido en sitios de alto riesgo, debido a que los chóferes del transporte público compran combustible para sus vehículos ignorando normas vigentes, poniendo en peligro sus propias vidas y la de niños, mujeres, hombres y ancianos que hacen uso de este servicio.
Pareciera que los propietarios y los dependientes que trabajan en surtidores ni los conductores advierten el peligro en las estaciones de servicio, incluso los pasajeros se muestran complacientes y no hacen un reclamo a los conductores, cuando se les pide bajar de los vehículos en las gasolineras.