Harina especial, de otro costal

Alejandro Bejarano es uno de los jugadores más reconocidos de nuestro medio. Se desempeña como volante creativo cuando es necesario, y también como media punta. Su dominio del balón en la cancha hace que se convierta en un jugador de mucho cuidado para los rivales. El volante de Universitario desea consagrarse más en el fútbol nacional, y para lograr ese objetivo mantiene su trabajo con el máximo esfuerzo posible en su intento de dejar huella en la historia de esta disciplina.

Hijo de padres bolivianos, nació en Argentina, decidió jugar por nuestro país por las raíces que lo vinculan a esta tierra. Debido a que a temprana edad vino a Bolivia no terminó sus estudios de secundaria, y al igual que muchos de sus compañeros y colegas de trabajo, esa es una deuda que tiene pendiente para completar sus aspiraciones personales.

Padre de familia, esposo abnegado y buen compañero y amigo para quienes trabajan con él, contó algo de su vida, sus aspiraciones, las influencias que tuvo para dedicarse a esta profesión y sus deseos.

¿Fue tu familia la que incentivó a que te dediques a jugar al fútbol?

En parte sí, porque empecé de muy chico como una diversión en el barrio, al salir del Colegio con los amigos, y después ellos vieron que había algo en mí, que me gustaba y que le ponía empeño, me apoyaron y fue algo muy importante para que hoy en día esté haciendo esto siendo lo más profesional posible en todos los aspectos.

¿Quién fue la persona que te dio el último impulso para que te dediques profesionalmente al fútbol?

Mi papá, él estuvo en todo momento conmigo, en las malas y en las buenas. Como te digo él fue el único, porque cuando me sacaron de las divisiones inferiores de Argentinos Juniors fue un golpe muy duro. Ya me había acostumbrado a estar en el club, tenía muchos amigos ahí, compañeros, conocidos. Fue un momento complicado, fue ahí donde había decidido dejar el fútbol y no quedarme, me fui de la casa de muy chico y es muy raro que alguien deje su casa a tan temprana edad. Lo supo mi familia, y con el apoyo de ellos decidí seguir adelante, en especial por el apoyo de mi papá que estuvo conmigo en un momento tan malo.

¿En algún momento de tu vida pasó por tu mente no ser futbolista y dedicarte a otra profesión?

En el estudio estaba medio flojo, no me gustaba mucho. Siempre me llamó mucho la atención lo que hacía mi papá en todos los sentidos, admiraba mucho las cosas que hacía, él era maestro panadero. De chico siempre me gustaba ir con él a ver todo lo que hacía, observaba. Cuando podía me enseñaba, pero me decía que eso no iba a ser para mí porque veía que yo tenía un futuro lindo en el fútbol, dijo que tenía condiciones para esto y que lo aprovechara para vivir una linda profesión, porque además iba tener más tiempo para mi y la familia. Bueno en el estudio siempre estuve medio flojo, medio vago, pero ahí siempre estaba mi vieja (mamá) para que siga en el colegio y no deje el estudio. Ella fue un poco la mano dura para que no abandone todo, yo también puse mi granito de arena y acudí a mi personalidad para decirle que me deje hacer esto porque así era como iba a vivir y que no me corte esta posibilidad porque ya faltaba poco tiempo para acabarla, y gracias a Dios entendió, despegué y ahora estoy acá.

¿Qué otra opción tienes fuera del fútbol para tu modo de vida?

Con mi esposa siempre hablamos de una Escuela de Fútbol, que es importante para los chicos, obviamente ella también quiere que retome los estudios y que los termine para tener un título. También quiero poner la escuela de fútbol, y en eso ella me dice que termine los estudios porque después puedo ingresar a una escuela para sacar mi título de preparador físico, como ve que soy tan apasionado y profesional es la primera en impulsarme para que siga en el ambiente futbolístico. La verdad que me gustaría más trabajar con los niños y enseñarles lo que uno aprende con los años, tratar de enseñárselo a ellos, y seguro que en el futuro voy a estar metido en esto.

¿Tu esposa además de un apoyo es tu primera crítica?

Si, ella es un pilar importante para que siga en esto, siempre que puede me acompaña y ha aprendido mucho, siempre me critica las cosas que hago mal, ya sabe bastante de fútbol. Observa las cosas que hago bien y mal dentro de la cancha y me lo dice. Trato de no llevar los problemas de la cancha a la casa y que ella esté lejos de eso, pero cuando llego siempre está con un palito para darme y es cuando empieza la charla observando lo que está mal, y eso es de nunca acabar, sé que me sirve de mucho porque yo también soy autocrítico, y como te digo el apoyo de ella es importante.

Al levantarte cada mañana ¿qué es lo que ves al espejo cuando te miras?

No soy muy afecto a verme al espejo, pero siempre que me levanto lo primero que hago es agradecer a Dios por darme salud que es lo más importante y me digo que debo seguir adelante. Considero que soy una persona tranquila, trato de alejarme de lo que signifique maldad como me enseñaron mis papás, ser más profesional en el día a día en esta carrera. Después de levantarme voy a ver a mis hijos. Luego trato de salir de la casa al entrenamiento alegre, para no tener ningún problema y divertirme en el trabajo. Siempre estoy trabajando en lo que me toca hacer.

¿Qué cosas tuviste que sacrificar para dedicarte al fútbol profesional?

Hablar de sacrificio, no es tanto así, tal vez un poco a los amigos, salidas los fines de semana, yo me quedaba en casa. Mi papá me enseñó eso, me decía que si quería vivir de esto debía dedicarme al cien por ciento, él era el primero en no darme permiso para salir, trataba de cuidarme lo más que podía. Pero igual cuando podía me escapaba para estar con los amigos, ese entonces tal vez no percibía lo que podía venir, si lo hubiera sabido creo que me hubiera abstenido de hacerlo, y ahora que estoy consciente de eso me cuido mucho más.

¿Cuán difícil es dejar a la familia cada vez que debes viajar o concentrar?

Es muy difícil, gracias a Dios estamos permanentemente en contacto, para mí es medio complicado, particularmente cuando están enfermos. El chiquito es el que más sufre, tengo que salir a escondidas porque de otra manera no puedo dejar la casa para ir a trabajar, la mayor es la que me desea éxito, que me vaya bien en el viaje, que en la cancha todo salga bien para que ganemos y que yo meta goles. Imagínate como salgo de la casa, por eso siempre espero volver rápido.

¿Qué más esperas de esto, vale la pena dedicarse al fútbol?

Obviamente que duele estar el día del padre sólo, dejarla a mi esposa el día de la madre, no estar en los cumpleaños, pero es un sacrificio que no cargo solo, también la familia. Dejar el fútbol no se me pasa por la cabeza, por ahora lo importante es hacer lo que me gusta y mi familia está contenta con eso también. Eso sí, a mi hijo no lo voy a empujar a ser futbolista, aunque él lo decidirá, pero yo lo vivo en carne propia, lo voy a empujar por otro camino, el del estudio, pero si decide seguir mi camino, tendrá mi apoyo.

Marcelo Avendaño