• En El Alto se estima que existen alrededor de 7.500 amautas y yatiris.
María Pacheco es una mujer joven, hace varios días está esperando que llegue el viernes, por ser el más propicio, para buscar las respuestas que perturban sus sueños, vestida con su mejor pollera debe dejar, por un instante, su puesto de dulces que le da para comer, porque el paso de los días le han cargado un peso del que no se puede librar: las deudas.
Ese día carga un aguayo sobre sus hombros. María camina con la mirada atisbando las casetas de los amautas del sector Sagrado Corazón, un espacio en la urbe alteña destinado a los sahumerios y rituales a la Pachamama, para llegar, atraviesa la conocida Ceja de El Alto ubicada a 17 minutos de la Sede de Gobierno de Bolivia; en su recorrido, en su rostro se advierte grandes ojeras que son apenas una muestra de las noches de insomnio por las preocupaciones que aquejan su alma, cada paso suyo es una duda, cada mirada es un interrogante, hasta que posa sus ojos en un sabio aymara, a quien decide consultar sobre su problema.
Al ingresar a su habitación de uno por dos metros todo le parece lúgubre porque el espacio carece de una ventana y el espacio es alumbrado sólo por un par de velas. Hasta la vestimenta del amauta le parece más oscuro que de costumbre.
El sabio aymara, lanza las hojas de coca al aire y con su conocimiento ancestral interpreta el mensaje que ellos tienen para su cliente. Una moneda de cinco bolivianos que María había depositado en el ‘tari’, un aguayo pequeño, avivó el interés del sabio que parece concentrarse con especial atención en el caso.
Ella, como muchos ciudadanos, acude a uno de los más de 7.500 amautas que ejercen su tarea en la ciudad de El Alto para consultar la suerte o la consulta de quienes tienen fe en sus palabras.
“La Unidad de Cultura y Descolonización de la Comuna tiene el conocimiento de que El Alto cuenta con 100 asociaciones que aglutinan, cada una, entre 50 y 100 socios ubicados en diferentes sectores de la urbe, unos están en el sector turístico Sagrado Corazón, otros en el Faro Murillo y algunos en las diferentes apachetas o wak´as, que son considerados como sitios con más energía que otros”, aseveró Luis Ballón, responsable de la Unidad de Cultura del Municipio.
En su trayecto, María piensa que su consulta será rápida pues mucha gente acude diariamente a estos sectores amautas, la idea es corroborada por la psicóloga Susana Sandoval quien explicó que cada individuo tiene una curiosidad innata por conocer su futuro.
“Las personas tendemos a querer conocer lo que desconocemos, el futuro constituye, para el ser humano, algo incierto, dependiendo de la personalidad y los valores de los individuos la curiosidad por conocer este espacio del tiempo es muy fuerte, por ello es común que la población de una sociedad, como la nuestra, tan arraigada a las costumbres ancestrales, busque las respuestas que necesita su alma”, afirmó la experta.
Aunque, la mayoría de las personas tiene interés por conocer su futuro los amautas afirman que no todos perciben ingresos por las consultas.
“Es diferencial, es verdad que en algunos casos uno percibe buenos ingresos, pero la mayoría de los compañeros, en especial los más ancianos tienen que enfrentar los duros golpes de la miserias”, señaló, Nicolás Condori Ramos, representante de los amautas del sector Sagrado Corazón.
Ahora, debe decidir si el ritual que le aconsejó el sabio aymara se efectuará, pues tendrá que priorizar los zapatos nuevos de su hija de tres años o la mesa que se ofrendará a la madre tierra para apaciguar sus problemas.
En estos casos, los trabajos que los amautas realizan son ofrendas variadas a la Pachamama con un costo entre 50 y 450 bolivianos, monto que muchos cancelan si titubear para no ser víctimas de maldiciones.
“Además de protección pedimos que los maestros nos ayuden para que nos vaya bien en los negocios y en la pareja y con el dinero que resuelve gran parte de los conflictos cotidianos”, aseveró María Pacheco, ciudadana alteña.
Por otro lado, María decidió visitar el sector de Sagrados Corazones, porque hace pocas semanas le aconsejaron que vaya a una apacheta donde quedó inconforme con lo que le pronosticó un “charlatán”, esta aseveración es apoyada por una maestra que también sufrió los embustes de un supuesto amauta.
“Una vez invité a unos amigos a mi casa y se perdió mi dinero, era una cantidad considerable así que no me resigné a olvidarme del asunto; me recomendaron visitar a don Telesforo, un amauta de Chaguaya, él, a cambio de 400 pesos, me aseguró que lograría atormentar la conciencia del ladrón hasta que me devuelva mis ahorros, pasaron tres meses y no tuve resultados, volvía a verlo y me convenció nuevamente de cancelarle 200 bolivianos más, al final perdí mi tiempo y 600 bolivianos sumados a lo que nunca me devolvieron, desde entonces nunca más visito a estos charlatanes”, afirmó Paola Tarquino, maestra de 31 años.
Actualmente, María confía en los consejos de su amauta de cabecera y decide que los zapatos de su niña deberán esperar hasta el siguiente mes para seguir con sus consejos. Algo hizo el amauta que le quitó un peso de encima sintió que casi no llevaba el aguayo en las espaldas y que su paso tenía la velocidad de las jornadas que uno empieza con nuevo ánimo; se sentía más tranquila, aliviada y con una dosis renovada de optimismo.
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