En pleno partido clásico y mientras las miradas de los aficionados convergían hacia la jugada, dos bomberos corrieron junto a una joven por la pista atlética para llevarla presurosamente hacia un centro médico.
¿Qué había pasado? Uno de los petardos que se lanzó desde la tribuna norte explotó en la mano de la joven. “perdió un dedo”, dijo uno de los informadores, “se quemó toda la mano”, decía otro reportero.
Hace poco más de dos años un joven que cursaba la carrera de medicina y que perdió cuatro dedos por la explosión de un petardo tuvo que suspender sus estudios porque el ejercicio de esta profesión es eminentemente práctica y aunque obtenía notas excelentes, en teoría le pedían el complemento.
“Toda concentración de gente trae riesgos y debe existir un control en los eventos deportivos y cualquier otro tipo de eventos, donde se supone que la familia va a divertirse. Los niños y adolescentes no pueden utilizar indiscriminadamente los petardos sin control, de igual manera los adultos”, señaló el diputado por Convergencia Nacional (CN), Tomás Monasterios.
Tiene la misma opinión el diputado por Unidad Nacional (UN), Jaime Navarro.