La educación y la capacitación son herramientas que sirven para competir en el mercado laboral, pero uno de cada ocho jóvenes (de 15 a 24 años) está buscando empleo y carece de destrezas que le permitan encontrar un trabajo decoroso, dice el último informe “Los jóvenes y las competencias – Trabajar con la educación” 2012 de la Unesco.
De acuerdo con el documento, al que tuvo acceso el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia, el problema es mundial y sucede porque los jóvenes abandonan la escuela antes de adquirir las competencias básicas (desde la lectura hasta operaciones de aritmética) para enfrentar la las competencias de trabajo.
Unos 200 millones de jóvenes necesitan una segunda oportunidad para adquirir nociones básicas sobre lectura, escritura y aritmética que son esenciales para luego seguir con nuevas competencias. En esta perspectiva la mayoría de ellos están en desventaja, teniendo en cuenta que las mujeres y los pobres tienen sus particulares problemáticas.
El estudio pone énfasis en la educación porque los datos muestran que “el dinero gastado en educación genera ganancias de crecimiento económico durante la vida de una persona de 10 a 15 veces superiores a lo gastado”.
Muy al margen de este estudio, pero confirmando sus planteamientos, es el Diagnóstico socioeconómico de las mujeres constructoras en la ciudad de La Paz (2012) que confirma que el nivel educativo de las obreras de la construcción incluye en su casi nula perspectiva de ascender en ese oficio, estratificado en categorías de artesanato (maestro, contramaestro, ayudante, peón). La encuesta muestra que un 63% de las mujeres albañiles cursó solo la primaria, un 29% la secundaria, un 7% no tuvo instrucción y el 1% tiene formación universitaria, pero es precisamente su escasa educación formal y capacitación técnica la que influye, entre otras cosas, para evitar su ascenso en el oficio.
Pero no es sólo la educación el aspecto preocupante en el informe mundial, para el caso de Bolivia se plantea que a pesar del nivel de ingresos en el Estado “las tazas de malnutrición, en particular en las zonas rurales, han seguido siendo más elevadas de lo que hubiera podido esperarse”, mientras que en el índice de Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI) ocupa el puesto 38 de un total de 68 estados.
El informe es el resultado del seguimiento al programa de Educación Para Todos (EPT) en el mundo, y contiene además un examen de las políticas necesarias para ampliar el acceso a la educación y la capacitación de los jóvenes.
Cinco de las diez medidas más importantes para mejorar en esta problemática son: impartir educación para las personas con competencias básicas limitantes; eliminar las barreras que limitan el acceso al primer ciclo de la enseñanza secundaria; hacer más accesible la enseñanza secundaria para los desfavorecidos y mejorar su adecuación; ofrecer a los jóvenes pobres de las ciudades la posibilidad de capacitarse para obtener mejores empleos y dirigir las políticas y los programas a los jóvenes de las zonas rurales marginadas.
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