Mundial de 1938, Italia bi-campeón
Cuánta tensión. Cuánta angustia. En 1938 la situación política en Europa era más importante que disputar la III Copa Mundial de Fútbol. Pese a todo eso, se jugó el torneo en Francia y los italianos se dieron todos los gustos: ganar otra vez el título, colocar a Vittorio Pozzo, el director técnico, en lo más alto de la historia y darle al mundo el rival más difícil de vencer a partir de entonces.
En el ambiente se sentía el conflicto político que enfrentaría, dos años después, a Alemania con el mundo en la II Guerra Mundial y que acabaría por destruir el concepto de solidaridad y sobre todo, de humanidad.
EL CAMPEÓN
Italia llegó a tierras galas con un equipo nuevo, en el cual el único ex campeón ‘34 era Giusseppe Meazza, quien le daría a su país la gran alegría de repetir la conquista esta vez como visitante.
Junto al extraordinario Meazza estaba el goleador Silvio Piola, uno de los atacantes más importantes de la historia del fútbol de la península, quienes obedecerían a pie juntillas las exigencias del entrenador, Vittorio Pozzo, quien sabía, mejor que nadie, lo que había que hacerse para llegar a la final.
Debutó con un 2-1 sobre Noruega, siguió un 3-1 al anfitrión, Francia y, cuando se suponía que en semifinales perdería con Brasil, los sudamericanos dieron una gran ventaja, no alinearon al goleador del torneo, Leónidas, ni a la mayoría de los titulares. Como consecuencia, los azules ganaron 2-1 y pasaron a la final, donde los esperaba Hungría.
EL SUB-CAMPEÓN
Los magyares habían tenido un inicio muy efectivo goleando 6-0 a Indias Holandesas, luego 2-0 a Suiza y 5-1 a Suecia, que le permitió estar en la final en inmejorables condiciones para buscar el máximo logro.
Sin embargo, no pudo con los azurris, quienes desplegaron un mejor juego y sobresalieron por la definición. Los húngaros, sin embargo, mostraron un buen fútbol que recién otra generación, 16 años más tarde, deslumbraría al mundo entero.
EL RESTO
Brasil fue la gran protagonista, por sus goles, su juego y Leónidas, que deslumbró a quienes estuvieron en las canchas francesas de ese año y no llegaron a la final por un error del entrenador, Ademar Pimienta, quien prefirió dejar a los mejores fuera del partido con Italia con la consiguiente derrota.
En 1938 no se producían cambios de jugadores y la frustración de los cariocas fue tal que tuvieron que llegar de incógnito a su país por el rechazo de la gente a su fracaso.
Argentina tampoco fue este año, como había ocurrido en la anterior Copa, en protesta por el cambio de decisión de la FIFA que prefirió a Francia cuando había un compromiso del presidente de este organismo, Jules Rimet, de llevar a cabo el torneo en Sudamérica y que databa de 1930.
Lo extraño fue la participación de Cuba, que empató 3-3 con Rumania y le ganó 2-1 en el desempate, pero le fue mal con Suecia, donde fueron goleados por 8-0 y no volvió nunca más a la Copa.
Era el último Mundial pre-guerra, pues al término de la tragedia, el desastre, el dolor y la muerte, sería el fútbol quien contribuiría a la reconciliación con su cuarto capítulo a jugarse en 1950.
El partido en el que Brasil derrotó por 6 a 5 a Polonia, es considerado el partido de mayor cantidad de goles de los Mundiales. El delantero brasileño Leónidas de Silva, convirtió cuatro tantos con la particularidad de que uno de los goles lo anotó sin zapatos, para ser el único jugador que festejó descalzo un tanto en la historia de los Mundiales.
Por las semifinales, a los 35 segundos de iniciado el cotejo, Suecia le hizo el gol a Hungría. Después, no volvieron a patear al arco rival durante los restantes 89 minutos y medio. Tanto fue así que un cuervo se posó sobre el travesaño de Szabó, el arquero húngaro. Estos, en cambio, si patearon al arco sueco, ganaron por 5 a 1 y pasaron a la final.
Vittorio Pozzo, DT de Italia, vio la final desde la platea y no desde el banco de suplentes. Por aquel entonces, no estaba bien visto que el director técnico diera indicaciones y como Vittorio se pasaba los 90 minutos vociferando y haciendo ademanes, lo invitaron a que siga el encuentro desde las tribunas. Desde las graderías, con la ansiedad y nervios que lo caracterizaron, le daba las instrucciones, en dialecto piamontés, a su ayudante de campo, Luigi Burlando y éste se las transmitía a los futbolistas.
Equipos: 15
Fecha: 4 al 19 de junio de 1938
Final: 19 de junio de 1938
Partidos: 18
Goles: 84 (promedio de 4.6 por partido)
Asistencia: 483.000 espectadores
Ganador: Italia
Segundo: Hungría
Tercero: Brasil
Cuarto: Suecia
Botín de Oro: Silvio Piola (ITA)
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