De una población de 10 millones
La tecnología de un relleno sanitario sólo cubre a 3.5 millones de habitantes de un total de 10 millones, principalmente en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, mientras que el resto de los residuos llega a botaderos “a cielo abierto”, de acuerdo con un último estudio del Ministerio de Medio Ambiente y Agua.
La disposición final de residuos sólidos corresponde a la última etapa del manejo de estos materiales de desecho. Esta debe ser desarrollada con las condiciones técnicas básicas y necesarias, de lo contrario pone en riesgo la salud y el medioambiente.
De las tres formas de disposición final que existe en Bolivia, el 3.1 por ciento son rellenos sanitarios, el 6.1 por ciento son botaderos controlados y el 90.8 por ciento son botaderos a cielo abierto, de los cuales cerca del 30 por ciento se encuentran próximos a cuerpos de agua, utilizadas para el consumo humano y riego.
Los rellenos sanitarios aplican las técnicas necesarias para no causar perjuicios al medioambiente ni peligros para la salud, es decir que para todas las medidas preventivas se aplica principios de ingeniería sanitaria y ambiental de forma permanente. “Los rellenos sanitarios pueden ser manuales, mecánicos o semimecanizados”.
Los municipios que cuentan con rellenos sanitarios son: La Paz, Santa Cruz, El Alto, Tarija Oruro, Sacaba, Villa Abecia y Tarabuco. “A nivel nacional técnicamente se destaca el relleno sanitario de La Paz, por las operaciones de vigilancia, descarga, cobertura y tratamiento de gases “lixiviados”, cuyos controles de degradación de los desechos disminuye los efectos de la contaminación de los materiales depositados en el sitio de disposición final.
Por otro lado, hasta la fecha sólo los rellenos sanitarios de las ciudades de La Paz, Santa Cruz y El Alto han implementado tecnologías de tratamiento biológico, físico y químico para los lixiviados. Asimismo, los únicos municipios que presentan un relleno sanitario semimecanizado son las de Sacaba y Tarabuco.
Sin embargo, en general los vertederos que operan en el país presentan deficiencias técnicas y sanitarias tanto en el diseño y construcción, como en la operación y monitoreo. Esta situación se debe entre otras a las condiciones topográficas, geológicas e hidrológicas, que varían de un lugar a otro así como en las capacidades técnicas y económicas de cada municipio.
La segunda forma de disposición final es el botadero controlado, el mismo que aún sin disponer de todas las medidas técnicas necesarias, cuenta con algunas tareas de control y mantenimiento.
Y por último, se considera botadero al cielo abierto al lugar donde los residuos sólidos se abandonan de forma ilegal sin ningún tipo de control.
En el país se enfrenta este problema, ya que la disposición final es acuciante, ya que este trabajo se realiza en la mayoría a cielo abierto.
En las ciudades capitales el tiempo de vida de los sitios de disposición final se encuentran en su última fase, aproximadamente, de uno a tres años, como es el caso de la ciudad de El Alto y Cochabamba, y en algunos casos la ubicación ha quedado cerca de poblaciones urbanas, agravándose más el problema de la contaminación ambiental.
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