Cumpleaños del Presidente

En días pasados, el presidente Evo cumplió años y este acontecimiento conmovió a la afición política y deportiva del país y en especial a mi comadre cochabambina, quien me comunicó la noticia muy alborozada, instándome a acudir al Palacio de Gobierno para abrazarlo y entregarle un regalito en nombre de ella y de este periodista.

Al advertir poco entusiasmo ante su iniciativa, mi pariente espiritual me dijo: “no olvide, compadre, que lo cortés no quita lo valiente...”, aunque yo nunca fui muy valiente ni muy cortés y que, además, no tenía plata para estar gastando en regalitos. Cuando la cholita buscaba entre los pliegues de sus polleras su billetera para hacerme un préstamo adicional le pedí que no lo hiciera porque esa noche necesitaríamos mucho dinero para asistir al baile de honor que ofrecerían nuestros amigos yatiris en el naiclú “Malena” de la ciudad de El Alto para proclamar a Evo, el “Hombre Símbolo”, como sugirió el vicepresidente Álvaro.

Aunque sabe poco de nuestra historia, la cholita nacida en Quillacollo me recordó que el “Hombre Símbolo” fue el presidente cochabambino Daniel Salamanca, quien fue cercado en el Chaco por los militares, y que nunca nombró sucesores para que pudieran heredar tal título.

Mis amigos yatiris habían congregado a otros brujos andinos y tuve la oportunidad de alternar con curanderos sabios llegados desde Chuma, a quienes se sumaron muchos “pajpacus” que ofrecían a la concurrencia recetas económicas para obtener créditos para Bolivia que procedían de China, Corea y Vietnam, además de Irán.

En medio de la euforia pude preguntar a uno de los yatiris si el presidente Evo asistiría al fiestón preparado en su honor, diciéndome uno de ellos en mi oreja izquierda que Evo estaría a esas horas volando hacia New York para pronunciar un discurso ante las Naciones Unidas sobre el Día Mundial de la Quinua, noticia que me sorprendió, aunque Macacha me dijo que ella podría volar hasta Yucatán cuando se celebre el “Día Mundial de la Yuca”, siempre que tuviera un avión propio.

Fue mi pariente espiritual quien me hizo notar que la fiesta en la que bailábamos y bebíamos “tisgra” o sea gratis, más que la celebración de cumpleaños presidencial parecía una proclamación anticipada del presidente Evo a otra reelección más con la venia del Tribunal Constitucional y de otras autoridades. Como todo era “tisgra” mi comadre se “chispoteó” y dijo con palabras muy entusiastas “¡feliz cumpleaños, señor Presidente!”. Y al ver que ella estaba “medio mameid”, mejor sería que nos retiremos a tiempo porque más vale una retirada a tiempo que una derrota vergonzosa.