Pbro. Dr. Luis Rojas C.
Según la historia, Perú nunca fue país colindante con Chile, en la actualidad tampoco lo es, porque el Tratado de 1904 impuesto por la fuerza es nulo, en consecuencia Atacama con su Litoral sigue siendo de Bolivia. Así: Perú colinda con Bolivia y el norte de Chile colinda con Bolivia, y no con el Perú.
Ateniéndonos a la historia, Arica y Tacna desde tiempos inmemoriales pertenecieron al Incario y durante la Colonia a la Audiencia de Charcas, hoy Bolivia. Cabalmente Arica fue creada para el servicio comercial de Potosí (Dr. Mario Gutiérrez, “Alegato histórico de los derechos de Bolivia al Pacífico”. Gráficos. Pág. 73).
Si analizamos con cuidado la historia, encontramos que parece destinado que Tacna y Arica con su Litoral sean la solución del problema marítimo de Bolivia. Por su parte los habitantes de estos territorios alguna vez se han quejado porque la metrópoli los trata como si fueran su patio trasero. Si fuera cierto, con Bolivia sería otra cosa. Nos atrevemos a afirmar que si fueran territorio boliviano, se convertirían en los puertos más grandes de Sudamérica, porque tendrían que abastecer al comercio asiático de Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia.
Casimiro Olañeta en su tiempo (30-1-1843) afirmó que Atacama desde tiempos inmemoriales pertenece a la Intendencia de Potosí (Dr. M. Padilla, “Mar para Bolivia”, Edit. Edisil, Caracas, 1991, Pág. 26). Según el Sr. J. Sotomayor, ciudadano chileno: “Para Bolivia no hay esperanza de progreso mientras no sea dueña de: Ilo, Moquegua, Tacna y Arica (M. Padilla, Id., Pág. 34).
Vivimos dos meses en Santiago de Chile y varias veces amigos nos decían que era lo más justo que Bolivia tenga su propio puerto de mar. En nada afectaría a Chile y Perú porque les sobra costas en el Pacífico. Varias autoridades chilenas han hecho afirmaciones favorables en este sentido. Por ejemplo el presidente Santa María afirmó que de tener Bolivia salida soberana al mar, sería como una valla de protección contra el Perú (M. Padilla, op. cit. Pág. 41). La misma Casa Blanca por medio de su secretario Frank B. Kellog aconsejó la cesión de Tacna y Arica a Bolivia (M. Padilla, Id. Cit. Pág. 75).
Ateniéndonos al Tratado de Ancón: “Los territorios de Tacna y Arica deben pertenecer a Bolivia como compensación a la pérdida de su Litoral”. Por su parte el plenipotenciario chileno Lillo dijo que cediendo a Bolivia Moquegua y Tacna, habría un muro que nos defienda del Perú. El ministro chileno Gandarillas manifestó: “usted sabe que lo que más nos conviene es que nuestros vecinos fueran más bien los bolivianos” (M. Padilla, cit. Pág. 49).
En el Tratado de Paz y Transferencia de Territorios y Protocolo de 1895 y 1896 encontramos este compromiso solemne: “(Art. 3ro): El Gobierno de Chile queda obligado a emplear todo recurso legal, dentro del Pacto de Ancón, o por negociación directa, para adquirir el puerto y territorio de Tacna y Arica con el propósito ineludible de entregarlo a Bolivia”. Más antes “(Art. 2do): La cesión definitiva del Litoral a favor de Chile quedará sin efecto, si Chile no entregare a Bolivia, dentro de un término de dos años un puerto en la costa del Pacífico de que habla el Tratado de Transferencia”.
El Art. 4to. dice: “Si a pesar de todo empeño de su parte, no pudiese Chile obtener dichos puertos y territorios y llegase el caso de cumplir las otras prescripciones del Pacto, entregando Vítor u otra caleta análoga, no se dará por llenada dicha obligación por parte de Chile, sino cuando entregase un puerto y zona que satisfaga las necesidades presentes y futuras del comercio e industrias de Bolivia” (M. Padilla cit. Pág. 52).
El historiador chileno Cástulo Martínez en su libro “El mar de Bolivia” escribe: “No es necesario seguir acumulando evidencias de toda índole para la única gran conclusión: Chile debe un puerto a Bolivia” (M. Padilla, cit, Pág. 72).
Para terminar: como si todo estuviera ordenado y orientado por la historia para solucionar este problema del mar boliviano, en virtud del Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 (Art. 3), el Perú y Chile mediante acuerdo amistoso han renunciado a su soberanía unilateral de los territorios de Tacna y Arica. Desde esta fecha Chile no es dueño de Arica unilateralmente y el Perú no es dueño de Tacna. Los dos países sólo tienen lo que decían los romanos: el JUS UTENDI y el JUS FRUENDI, no tienen el JUS ABUTENDI (tienen el usufructo pero no son dueños).
Aquí encontramos el principio de solución del problema marítimo de Bolivia. El asunto es claro: “si bien Chile y el Perú en virtud del tratado que citamos, no pueden disponer unilateralmente de los territorios de Tacna y Arica, de común acuerdo pueden hacerlo” (Roberto Zapata de la Barra, “Hacia la Reintegración Marítima”. La Paz, 1986, Pág. 44).
En la actualidad los habitantes de Tacna y Arica no son ciudadanos chilenos ni peruanos: ¡nos aguardan para ser bolivianos!
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