El representante del Unfpa en Bolivia, Jaime Nadal, expresó su preocupación por los casos de embarazos en adolescente de Bolivia que se duplicaron entre 1998 y 2008. Actualmente, dos de cada 10 adolescentes de entre 15 y 19 años son madres o se encuentran embarazadas.
A pesar de los esfuerzos desplegados desde diferentes niveles del Estado, cooperación internacional e iniciativas privadas, estos casos aumentan de manera alarmante, dijo el funcionario.
Para el experto, en estos temas son varios los factores que han incidido en el aumento de embarazos, como es el caso de la falta de información y orientación sobre este tema.
En este sentido, puntualizó que por ser el embarazo en adolescentes, ante todo, un problema de salud pública, como tal requiere de acciones concretas como: atención diferenciada de adolescentes y jóvenes en centros de salud públicos e incorporar y aplicar la educación para la sexualidad en la currícula educativa, con un enfoque de derechos y de adquisición de destrezas en habilidades psicosociales para la vida.
También persisten las barreras en el acceso a métodos anticonceptivos. “Precisamos también una sociedad con una actitud distinta hacia el embarazo precoz, pues las madres adolescentes son todavía fuertemente discriminadas y censuradas en sus escuelas, hogares y comunidades. En esta línea, es clave el empoderamiento de las mujeres que en el caso de Bolivia, aún están lejos de ejercer de manera libre e informada cuándo y cuántos hijos/as tener”, dijo.
Para el representante del organismo internacional se puede mejorar en lo macroeconómico, pero en lo social “ciertamente se requieren cambios más profundos, que demoran más si no existen intervenciones adecuadas”.
De acuerdo con el informe del Uufpa, el fenómeno del embarazo adolescente es inversamente proporcional al nivel de educación; es decir, que aquellas adolescentes con mayor acceso a información tienen la posibilidad de retrasar su embarazo y dedicarse a su formación personal y profesional.
Si bien los mayores índices de embarazos se dan en adolescentes con menores niveles y acceso a la educación se trata de una problemática que, en efecto, no distingue las denominadas “clases sociales”. El problema continúa siendo estructural y pasa por la necesidad de incorporar la educación para la sexualidad, tanto en escuelas públicas como en colegios particulares, de manera que todo adolescente y joven pueda tomar decisiones informadas, al margen del nivel de ingresos de los padres, madres o apoderados.
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