EDUCACIÓN

Factores que impulsan el consumo de alcohol en la juventud



La juventud tiene la idea de que sin bebida no hay diversión, sin pensar en los accidentes que puedan ocasionar.

Para los estudiantes de universidades, normales e incluso de nivel secundario, existen lugares específicos con sobrenombres clásicos para ingerir bebidas alcohólicas o en términos comunes diríamos “un lugar donde tomar”, como una costumbre que integra al grupo social etario. ¿Cuándo toman?, ellos responden cuando existe aburrimiento, cuando manifiestan tristeza, cuando no viene el docente, cuando hay suspensión de clases, cuando existe el clásico, en un puente de horario entre clase y clase o después de un examen, cumpleaños, bautizo, velorio, después de los entierros o cuando se sienten muy presionados. El consumo se incrementa los fines de semana.

La juventud “estudiosa”, defiende el “trago”, como un derecho socio cultural. Con este argumento acrecientan su deseo y afición por las bebidas, con el propósito de aliviar sus penas y otros argumentos que en ninguno de los casos se justifica.

En completo estado de ebriedad y, a altas horas de la noche, se dirigen a sus domicilios, donde procuran no despertar sospechas de haber “tomado”, pero cuando tienen un encuentro con sus padres, éstos se llevan una fuerte reprimenda y en la mayoría de los casos acompañado de serios golpes por parte de los padres, haciéndoles prometer que nunca más lo volverán a hacer. Para evitar aquello, los jóvenes, prefieren ingresar directamente a su cuarto sin saludar y mejor si los padres no han llegado o están durmiendo.

Para “tomar” no piden permiso a nadie, tampoco para llegar tarde, porque los padres generalmente les niegan el permiso o no los dejan salir, con mayor razón si se trata de chicas. Algunos padres admiten que sus hijos varones lleguen ebrios, mas no les es permitido a las hijas. Éstas prefieren enfrentar la paliza, los malos tratos, los castigos posteriores, pero no renunciar al tema sociocultural en el restaurante o bar. Una gran mayoría llega a su casa al amanecer o a veces al día siguiente. Una explicación a este detalle es el excesivo control por parte de los padres hacia ellas y, en cierta medida, ellas actúan de esta manera como respuesta frente a la desigualdad de trato que se ejerce con ellas en comparación con sus hermanos.

El alcohol, entonces, pasa a ser, además de un articulador social, una posibilidad de protesta, de evasión o de ausencia. El propósito es no enfrentarse a sus padres.

El alcohol, como dicen los estudiantes, “alegra la vida, los pone más felices, son más habladores, piensan que es un remedio infalible para olvidar penas”. Es en estado alcohólico cuando se dan los primeros encuentros amorosos, lo que ellos llaman “los enganches”, lo que supone, inclusive, llegar a las relaciones sexuales con jóvenes o muchachas que acaban de conocer; cosa que en estado consciente jamás lo harían. Por el estado inconsciente e irresponsable que se encuentran, olvidan de la hora de llegar a su casa, el alcohol les permite “ahogar las penas” cuando fracasan en el amor o la reprobación de alguna materia y se olvidan de que deben dar cuenta a sus padres de ese hecho. Muchos jóvenes que se alcoholizan, no avisan a sus padres el haber perdido semestres enteros y, es más, muchos padres no saben en qué año o semestre van cursando sus hijos, menos el año de egreso y así van pasando los años.

Una propuesta de solución al problema del alcoholismo, surge mediante el diálogo sincero, abierto entre padres e hijos considerando el lado humano, así evitaremos la soledad y la autodestrucción de nuestros hijos.

 
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