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Los desórdenes alimenticios obligan a las modelos a optar por la talla XL



Kate Dillon se luce en la pasarela como talla XL.

A la pregunta cuál es el mejor cuerpo, las respuestas son diversas. Si la talla 90-60-90 es la ideal para quienes auspician los concursos, esta talla no coincide con las medidas de quienes venden ropa de moda o buscan un mercado amplio entre mujeres que tienen otra talla.

Los años 50 marcaron el auge de las modelos voluptuosas como Marilyn Monroe o la italiana Sofía Loren, sus curvilíneas figuras eran modelos a seguir, pero como los cánones de belleza cambian constantemente, los patrones de las muñecas Barbie obligaron a las maniquíes amarrarse el estomago para adaptarse a los requerimiento de los creadores de la moda, algunas pasaron el examen a costa del padecimiento de la anorexia.

Cuando la ex magnífica Pamela Muñoz dejó de ser esclava de los gimnasios y las dietas enfrentó una ola de críticas por parte de la prensa especializada en belleza, es que estaba pasando por desórdenes alimenticios, aunque ella declaró que, finalmente, se encontraba con ella misma.

Karolin Wolter es otro ejemplo en reconocer que cuando le dieron la categoría de modelo de talla grande fue el día más feliz de su vida. “Cuando me di cuenta que ya no me podía mirar al espejo, supe que algo no estaba bien”, dijo la modelo a la revista I Love You.

Wolter, al igual que varias modelos que no quisieron ver sus carreras truncadas por no mantenerse en el peso que la industria les exigía, contó al medio alemán su historia de cómo se convirtió en una peculiar modelo “XL”. Esto, porque en la actualidad, pesa apenas 52 kilos, mientras mide 1,81 cm.

Tras trabajar durante tres años en Nueva York, para Marc Jacobs, Lanvin o Yves Saint Laurent, esta alemana dice haber aprendido un montón de cosas que recuerda con alegría. Sin embargo, asegura, no volvería a pasar por esa época de nuevo.

“Me fue muy bien, pero aún así, mis agentes me decían ‘ya sabes Karolin, la próxima temporada vienen los shows de primavera/verano, así que tienes que estar más delgada”, comentó la modelo, quien, para ese entonces, pesaba 57 kilos, lejos de los 62 que tenía antes de comenzar su carrera en las pasarelas.

“Ahora, cuando veo mis primeras fotos no puedo creer lo bien que me veía. Peor aún, no puedo creer que de verdad creía que estaba gorda”, recuerda Karolin, relatando con tristeza cómo en ese entonces, no podía siquiera imaginar que alguien en toda la industria de la moda pensara que ella se veía bien tal cual era.

Según explica, en esa época perdió sus hábitos de alimentación. “No sabía si tenía hambre o de qué tenía hambre”.

La presión se hizo cada vez más grande. Rendía en el trabajo, pero sola, en su casa, no aguantaba la ansiedad de sentirse en un cuerpo que no debía, y siendo constantemente juzgada.

Cuando no pudo ver más su reflejo en el espejo, decidió renunciar. Le avisó a sus agentes y se fue un tiempo a replantearse su vida a Los Alpes, para regresar a fines de 2011 con una decisión: convertirse en modelo de tallas grandes.

“De ninguna manera. No eres lo suficientemente grande”, le dijeron. De hecho, tras un período sin encontrar trabajo, debió ponerse relleno para verse según los parámetros “XL” de las revistas.

Con esfuerzo y ganándose la fama entre las agencias, Karolin logró hacerse conocida como modelo “pluz-size”, categoría que, dice, le encanta. Lo curioso es que al momento de recibirla, perdió inmediatamente dos kilos.

Según explica, esto se debió a que “la presión se había ido” y sus hábitos alimenticios volvieron a ser normales. “No tengo idea de lo que va a pasar conmigo en la industria de la moda. Ya no me presiono (…) Aún así, he ganado más en estos últimos tres meses que nunca antes. Simplemente no hay reglas. No se trata de cuán grande o delgada seas, o en qué categoría estás. Se trata de cómo te enfrentas. Si estás cómoda con tu cuerpo, puedes vender casi cualquier cosa”, concluyó.

LAS OTRAS QUE DIJERON “¡BASTA!”

Tara Lynn es una mujer orgullosa de sus 84 kilos, que son peleados por las mejores revistas de moda del mundo.

Pero para llegar hasta aquí, la modelo pasó por bullying adolescente y trastornos alimenticios, que si bien la ficharon para las agencias de modelaje, dejaron su cuerpo débil. Supo detener su autodestructiva rutina con la comida y recuperó su peso normal, para arrasar hoy como rostro de la industria.

Otra que siguió sus pasos fue la hermosa Crystal Renn, quien hoy se perfila como la modelo “talla XL” mejor pagada.

A sus tiernos 14 años, y obsesionada con el mundo del modelaje, se sometió a dietas poco saludables. Pero, como dice, tomó conciencia y recuperó su peso, para lucir su talla 46 en las mejores pasarelas y portadas de revistas. “Soy una mujer con curvas y eso no se puede obviar. Las chicas tienen que ser capaces de mirarme y pensar ‘es guapa. Yo podría ser como ella’”, ha comentado.

En el caso de Kate Dillon, modelo de Gucci y Nine West, fue una gastroenteritis la que le sacó la venda de los ojos. Había estado enfrentando constantemente el rechazo en sus trabajos por ser considerada gorda, a pesar de que apenas comía. Tras enfermarse, una compañera de pasarelas le dijo que se veía estupenda con su look post hospitalización. Ese día marcó un antes y un después en su carrera y hoy es una de las modelos de “talla grande” más exitosas del mundo.

 
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